Fuengirola es una ciudad perdida, que invita al
Descanso sin saber de qué manera, a tumbarse y cerrar los ojos, a escuchar el murmullo de la gente por el paseo marítimo. A abrazar al caer la noche bajo el descanso de su brisa. Fuengirola es felicidad recuperada, esperanza, amor. Todo ello de la mano de una mujer, pues no puede ser de otra manera, soñar entre los tonos rosas de las nubes. Estar vivo y sentirse vivo de nuevo. Dónde la risa vuelve a ser protagonista, un sonido que este año había olvidado, y por el que te doy las gracias. Quiero locura pero de la buena, de placer entre sábanas, de risas en hamacas, de felicidad eterna.
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