jueves, 15 de septiembre de 2022

Amor de Virrey

 


Burgo de Osma es parte de mi existir: Está tan cerca de la ciudad que resulta una tentación. Mi amor por la micología nació de niño, junto con el respeto por los animales y la obsesión de mi padre por amortizar la tienda de campaña que había comprado en El Corte Inglés. El Cañón de Río Lobos quizás sea de los senderos más hermosos de España: La miel de las montañas, las cuevas con escaleras de madera invitan a la paz y al sosiego, consiguen que el corazón lata más despacio, hasta llegar a la Ermita Templaria, ese símbolo espiritual en una zona que describen como telúrica, porque los templarios construían siempre allí donde la energía se siente de manera especial. Después volver a El Burgo para comer tarta de hongos, la especialidad del Virrey Palafox. La ciudad llegó a ser una capital importantísima, por la majestuosidad de su catedral y su universidad, y ahora es un pueblo de fin de semana de Madrid. Uno más de lo que los del foro llaman "El circuito del amor", destinos de fin de semana para parejas que comienzan.

martes, 6 de septiembre de 2022

Maquetas y amor

 

 La edad que aparece en la caja de una maqueta es siempre superior a la necesaria para montar la misma, así los padres piensan que tienen un pequeño genio en casa. Acabábamos de ver Top Gun por segunda vez, esa película que estrenó nuestro VHS de Phillips con LEDs verdes primitivos que en los ochenta te hacían creer que al rebobinar pilotabas una nave espacial. Montar una maqueta de F-14 parecía lo más apropiado, tarea que se prolongó durante meses: Hay que seleccionar cada pieza con sumo cuidado, pulir los bordes, montar no más de dos por día con una minuciosidad digna de la Capilla Sixtina, esperar, tener cuidado con las alas de geometría variable del aparato, pintar las piezas y añadir las pegatinas. La lentitud del proceso ilusiona y enamora de tal manera que al acabar mi padre fue a la tienda a comprar el Saab 37 Viggen, un caza sueco que sólo conocía el y en el cual yo no participé sino como mero observador. Previamente había preguntado al dueño si tenían un Me-262 Nachtjäger:  La cercanía de la segunda guerra mundial provocó en el bávaro una cara de asombro, enfado y reprobación, gesto que acompañó con un arqueo de cejas mientras se quitaba las gafas con una mano y se las volvía a colocar. De pequeño todos los hombres adultos alemanes me parecían iguales:  Altos, gordos y con bigote, con gafas de asiduo lector de biblioteca, como un Obélix de difícil carácter. Al final mi padre montó un tercer avión, un MiG-29 de la entonces Unión Soviética, que termino pintando por acontecimientos con los colores de la Luftwaffe. Y es que en este mundo las banderas cambian mucho, y las maquetas también.