Entre mis lugares de mágico recuerdo de Madrid está La Chingona. Sobre todo cuando he ido contigo, entendida de cocina Mexicana, y nos hemos dedicado a degustar ese pollo deshilachado, esa carnita con mil salsas en ese local coqueto y amable. La primera vez te obsesionaste por como doblaba la tortilla, luego entendiste que era un caso perdido y me dejaste echarle más picante al plato y acompañarlo con una michelada. Sí yo todavía no he conseguido que te guste el pescado de Málaga -que algunos ya consideran patrimonio de la humanidad- tu no vas a conseguir que sea un erudito de tacos al pastor, en todo caso podrás enseñar a nuestra descendencia a distinguir los platos de Baja California de los de Guerrero y Distrito Federal, yo haré lo propio con espetos y acedías y la pronunciación de Fuengirola.
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