lunes, 30 de mayo de 2022

Vida y amor

 


Hace un año no tenía ganas de vivir. Una persona me causó tanto dolor, me hizo sentir tanta traición y mentira que parecía no existir espacio para nada más. No odié, porque no soy yo, porque sé que el karma se encarga de todo a su tiempo, así me lo ha demostrado la vida. Este año, con tu llegada descubrí que no habría tristeza que no pudiera superar tu mirada, que tú sonrisa me da energía para vivir cien años más, que todo lo anteriormente vivido parece un sueño sin importancia, situaciones nimias. Viniste tú y se fue tu abuela, porque el karma alcanza a todos los que no aprecian lo maravillosa que es la vida, los que no aprecian cada aliento, cada sonrisa de un niño, cada rayo de Sol, cada bocado exquisito. Es implacable. ¿Cómo existen personas que no son capaces de apreciar el verde de los árboles, los amaneceres, la belleza del silencio? Hace un año era otra persona, y gracias a ti soy otra. Anoche soñé que me abrazabas. Estábamos en casa, tú eras más alto que yo y me consolabas por alguna razón, 
con esa voz ronca y fuerte que has heredado de nuestros genes vascos me decías "tranquilo Papá"  y yo no encontraba consuelo. Te preguntaba si recordabas el Loa Loa, y me decías que se la cantabas a tu hijo.  Me desperté y tú seguías durmiendo con los ojos entreabiertos, así que comencé a cantarte en voz baja, para asegurar tu descanso.




jueves, 19 de mayo de 2022

Ojos Azules y amor


Perdí ya la cuenta de las veces que me preguntan si mi hijo va a mantener los ojos azules, como si tuviera una bola de cristal para adivinar la evolución del color de su iris. Para mí lo único que me importa es que crezca feliz, con todo lo que el término conlleva, la felicidad auténtica, más allá de las pasiones humanas, ese estoicismo que muchos dicen ejercer pero pocos dominan. Que no le pueda la tristeza, el amor o la exaltación, que sea de emoción proporcionada.  Que el pragmatismo guíe sus pasos, que no ame demasiado sino en su justa medida. Y todos estos deseos sé qué se quedarán en eso porque la condición humana es la que es, porque a nadie se le puede culpar por gustarle el dinero, las mujeres o los toros, la pasión por la vida y la muerte. Me sonríe como si supiese de que hablo: La experiencia para que sirva ha de vivirse, no puede explicarse, como jamás entendí lo que era amar hasta que se cruzaron nuestras miradas.