Otoño de amor

Soy de otoño. No podría ser de otra estación. La renovación permanente, el cambio de estación que es el cambio de la vida, mi amar más de lo que me aman a mí, más de lo que merecen. Amo mudando la piel, que como la caída de hojas es tan necesaria: Es el arte de sobrevivir a mi propia existencia sin perder la esencia. Los besos calientes arropados en la noche. El olor a madera de paseos eternos. Las curvas de tu sexo como motor de presagio de alegrías . Cambiar las hojas, pero no el tronco, y en cada abrazo crear un bosque de vida, y, desde ahí, no despertar hasta el verano.

Slottsträdgårdens cafe, Malmö

Dentro de lo inhóspito que resulta Suecia en general y Malmö en particular, el Slottsträdgårdens es de agradecer. Sobre todo para los que amamos las terrazas con jardines y el buen café. Pese al abrigo de tus abrazos, El gris otoñal y el viento helado nos recuerdan que aquí las estaciones son de verdad, que Suecia está más al norte de lo que aparece en los mapas, aunque por el aspecto de sus habitantes Malmö parezca más una ciudad de Oriente Medio con mucho frío.  Sus habitantes van más abrigados de lo necesario y te cuentan historias de huidas hacia el norte. Muchos no huyen sino de sí mismos y por eso acabaron aquí, intentan casarse con alguna sueca cuarentona, alta y divorciada como segunda oportunidad en la vida. En sus países tenían una vida tranquila, pero aquí la tienen distraída y con cheques-colegio. Es difícil entablar conversación con los lugareños incluso para mí, pero no con ellos, deseosos de hablar de sus guerras, vidas que cuesta imaginar en una sociedad acomodada como la nuestra. Hablan de sus vecinos, de la familia que dejaron atrás. Ellos veían desde la distancia el sufrimiento ajeno y pudieron elegir dejar de hacerlo. Primero, elevando risas que escondían su tristeza. Después, (a)pagando la verdad diaria montándose en un avión. Que el amor no se puede encontrar en latitudes tan frías es algo que constataron después. Pero ya les daban segundo idioma a los hijos en el colegio y les daba pereza volver. 

 

Luces y paseos

 

Y la luz que da la vida, el verde que enamora no tiene sentido sin tí. La certeza es esta: La alegría habita en la cercanía de tu cuerpo, dónde quiero descansar por el resto de mis días. Tú, como madre de mis hijos lo tienes que entender mejor que nadie, pues la fortaleza mutua son nuestras miradas al amarnos, tus preguntas para saber dónde estoy cuando las miradas son dominadas por el pensamiento. El enamoramiento es esto: Sentir estar en un sueño, rodeado de comodidades. Sentir, sin saber muy bien porqué, pero entendiendo todo. La pasión diaria, porque todo lo que eres me seduce, sin pensar en el paso de los días mi estar en otro lugar que tu tacto.

El corazón de las buenas personas

 

Las malas personas no pueden ser buenos profesionales. Parece algo obvio, como el Sol amanecer, pero que a muchos les cuesta entender. Caer en gracia, que no ser gracioso, es una capacidad que no todas las personas tienen, y que yo descubrí desde niño. También descubrí que las almas oscuras, aunque se mantuvieran estáticas causan desprecio, y da igual las acciones que realicen para minimizar su negatividad: A menudo es más poderoso una sonrisa o una palabra amable que cien acciones. Ser humilde y agradecido es más importante que realizar, forzado, acciones por imitación, y esto se nota en todos los aspectos de la vida: El amor hacia los amigos, la pareja, el amor por cada segundo vivido, el respeto a lo pactado van unidos por un hilo mágico, invisible que nos permite avanzar por la vida. 

Nos quisimos, nos queremos

¿Nos quisimos? Preguntas. Nos queremos. No, tu y yo no. Ella y yo. Tú y yo puede que nos quisiéramos pero no nos queríamos porque no nos queremos. La rendición empieza en el primer beso, hay que darlo sin pensarlo, con pasión, como si el mundo fuera a acabarse en un instante. Y tú te rendiste, porque no me querías. Ella sí me quiere. Lo sé porque las mujeres os convertís en madres cuando amáis. Tú nunca fuiste así. Siempre estabas distraída, en otro mundo. Ella ama con ternura, con caricias, con la mirada limpia. ¿Sabes? Ella es mucho más joven que tú, y sin embargo más madura, no tiene miedo a vivir, sueña cada mañana y me lo cuenta. Me ama a diario, como si el sexo fuese un ejercicio por prescripción médica. ¿Sabes lo que es eso para un hombre? No, no lo sabes. Porque tú nunca amaste. Al principio pensé que yo era el adulto y tu la cría, pero desde que estoy con ella sé que es algo más allá: Hay personas incapaces de amar, sólo imitan un comportamiento porque es lo que se espera de ellos, son sólo sensaciones, no sentimientos. 

El Profesor y sus circunstancias

 

El profesor estaba casado con una profesora. Ambos de origen humilde, ambos despistados en este mundo que cambia rápidamente. Ni siquiera eran conscientes que vivían por encima de la media sin esfuerzo, sin merecello: Tal es la condición de muchos funcionarios, que no se comportan sino cómo señores feudales del medievo.  El se quejaba siempre de la dictadura, la que le proporcionó estudios y un empleo tranquilo en su tierra. Como persona era zafia, maleducada, malhumorada, de aspecto tosco, con desprecio por la vida ajena y la propia. El mismo día que le conocí tardó diez minutos en afirmar que era mejor que yo, más inteligente, más guapo y de gran éxito con las mujeres. Toda ello lo dijo delante de la suya, mientras ella, avergonzada, bajaba la cabeza. Me contó que con veinte años estaba con tres mujeres a la vez, que a las tres les propuso matrimonio para poder acostarse con ellas, y que se decidió casar con su actual mujer porque se negó a copular hasta el día indicado (y por baja autoestima de la misma, los cuernos no son para todo el mundo, añado yo) era lo que en Madrid llamamos un Fideputa, o un cabrón con balcones a la calle. Maltrataba de palabra, obra y omisión (de educación) a toda persona que no fuese su hijo. Afortunadamente el destino se venga de aquellos que hacen daño a los demás, y una enfermedad le condenó a vivir sin hidráulico, que para un hombre no poder izar la bandera es como estar muerto en vida. Y una vez más comprobé: Si sonríes a la vida, te sonríe de vuelta. Sí te dejas guiar por la prepotencia y la menosprecias, por muy cómoda que creas que es tu montura, al final te caes del caballo. Por eso intento hacer el bien -no siempre con exito- como modo de vida. 

La Bondad y el Amor

 La primera vez que vi a mi padre ligar en directo fue de niño, un sábado por la mañana. Le acompañé al banco en el centro. La sucursal estaba en el trastero, en un lugar poco recomendable. Normalmente al ir tan temprano nos encontrábamos algún drogadicto tirado en la entrada, completamente ajeno a nuestra existencia. Mi padre pidió el dinero por ventanilla y me lo iba entregando a mí, como si fuera una caja fuerte: Todos billetes de cinco mil pesetas y todos con la cara de Juan Carlos Rey. Al volver a casa yo los introducía en sobres. Antes de las tablas de Excel estaban los sobres con billetes para echar las cuentas, sobres para la comida, sobres para la caridad, sobres para ropa. Sobres y más sobres.  Cual fue su sorpresa cuando le dije que sobraban quince mil pesetas. Eso es mucho dinero, no puede ser, dijo mi padre. Volvió a contar y confirmó mi talento para las finanzas. Volvimos a la sucursal de nuevo, ya pasado el mediodía, llena de gente. La cajera lloraba en una esquina, inconsolable, los compañeros la intentaban calmar asegurando que ellos la cubrían con su arqueo de caja. Mi padre se acercó y ella lo abrazó con efusividad, sabía por qué volvió. Le entregó el dinero y nos íbamos a ir, pero ella insistió en invitarnos a algo enfrente. Creo que desde entonces me fascina desayunar. Ella, guapa sin más, en un momento de la conversación le tocó la mano, bajó los ojos: El gesto universal de todas las mujeres, él me gustas sin palabras. El apuntó su número en un sobre: Otro gasto más.

Amor y volar

Descubrían en el viaje que es la vida que hay personas cuya existencia es una huida hacia delante como modo de vida, opción que siempre eligen en vez de enfrentarse. La inestabilidad gobierna sus días y terminan muriendo de manera prematura y solos, pues bien es sabido que la vida es más larga cuanto más profunda es nuestra relación con los demás: Cuando los lazos que nos unen, no son sólo cariño y compañía, sino historias propias y compartidas, conversaciones que aportan valor a la vida, más allá de la energía de los paseos en silencio. El amor más sincero es amar con los ojos abiertos, lo otro es vivir confundiendo origen, trama y destino en la vida. Y este amor es aún más valioso si se da a personas a las que apenas importas.