La vida no es cambio: Las estaciones permanecen impasibles ante nuestras acciones, cada amor es el mismo sólo que en cuerpos distintos: Regulamos la intensidad sin saber porqué, y sin saber por qué pasamos de la música al ruido, del ruido a la sinfonía. Lo demás pertenece a la locura, algunos dicen a la percepción. Los espejos mienten: Llegué a pasar vergüenza por el abrigo que llevaba una de mis parejas, verde de cuadros aterciopelado. Ella ante el espejo se veía elegante, pero era la única que lo veía. La gente nos miraba asombrada por la calle, y ella sonreía feliz: Su impresión, como si de un espejo se tratara, le daba la imagen al revés: No parecía sino ser una mujer mayor que, despistada, se habían puesto lo primero que vio en su armario. Fue en aquel momento cuando descubrí que su percepción de mí era igualmente equivocada. Y es que los espejos no reflejan el alma de las personas.
Ja, ja, ja.... no debiste dejar escapar a una mujer con un abrigo como ese, sin duda debió ser especial, vivía al menos en un mundo rico y diferente, qué más da lo que los demás pensaran. Por otro lado que gran vedad dices con lo de que "su percepción de mí era igualmente equivocada". dicen que todas las historias que acaban acaban mal porque acaban, no lo sé.... pero lo importante es que mientras duran al menos en parte son auténticas porque son aunque lo sean por motivos equivocados
ResponderEliminarPor experiencia para que una pareja funcione los dos han de vivir en los dos mundos. Y yo vivo en el mundo de la cordura.
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