domingo, 16 de octubre de 2022

Patatas con Schnitzel



Estaba comiendo unas patatas riquísimas con Schnitzel en un puesto del aeropuerto de Frankfurt y de repente escuché "¡Pero tía, que tú has vivido aquí dos años!" 

Me hizo gracia la expresión, como si dos años en Frankfurt convalidaran un doctorado en física cuántica, así que giré la cabeza, y allí estaba: Más vieja, peor vestida, con un color de pelo que no era el suyo, hablando con la de las vivencias. Me oculté detrás de mis patatas para pasar desapercibido esperando que los años, mi barba y su despiste hiciera el resto. 

La respuesta de ella fue un beso. Un beso de "cállate, no quiero hablar de ello", pero podría ser un beso de "te he mentido, nunca he vivido en Frankfurt" era un beso de pareja, de complicidad, de silencio. Y en inglés. Sí, en inglés con una española en Frankfurt, como si la lengua de Cervantes le fuera ajena. No deja uno de asombrarse. De repente giró y me vió. Al principio con cara de saber sin saber, un te conozco pero no sé quién eres. Le descolocaba mi pareja, el niño, el carrito y mi barba. Quizás hasta las patatas. Se asustó, agarró la mano de la de las vivencias y se fueron con sus maletas y las suyas (sus patatas) huyendo de su heterosexualidad, su pésimo inglés y su filología en hispánicas, recibiendo mi sonrisa como respuesta. El mundo es pequeño, curioso y su trama supera la mejor novela de Javier Marías. Cuando la conocí lo único que yo no comía era patatas.






jueves, 15 de septiembre de 2022

Amor de Virrey

 


Burgo de Osma es parte de mi existir: Está tan cerca de la ciudad que resulta una tentación. Mi amor por la micología nació de niño, junto con el respeto por los animales y la obsesión de mi padre por amortizar la tienda de campaña que había comprado en El Corte Inglés. El Cañón de Río Lobos quizás sea de los senderos más hermosos de España: La miel de las montañas, las cuevas con escaleras de madera invitan a la paz y al sosiego, consiguen que el corazón lata más despacio, hasta llegar a la Ermita Templaria, ese símbolo espiritual en una zona que describen como telúrica, porque los templarios construían siempre allí donde la energía se siente de manera especial. Después volver a El Burgo para comer tarta de hongos, la especialidad del Virrey Palafox. La ciudad llegó a ser una capital importantísima, por la majestuosidad de su catedral y su universidad, y ahora es un pueblo de fin de semana de Madrid. Uno más de lo que los del foro llaman "El circuito del amor", destinos de fin de semana para parejas que comienzan.

martes, 6 de septiembre de 2022

Maquetas y amor

 

 La edad que aparece en la caja de una maqueta es siempre superior a la necesaria para montar la misma, así los padres piensan que tienen un pequeño genio en casa. Acabábamos de ver Top Gun por segunda vez, esa película que estrenó nuestro VHS de Phillips con LEDs verdes primitivos que en los ochenta te hacían creer que al rebobinar pilotabas una nave espacial. Montar una maqueta de F-14 parecía lo más apropiado, tarea que se prolongó durante meses: Hay que seleccionar cada pieza con sumo cuidado, pulir los bordes, montar no más de dos por día con una minuciosidad digna de la Capilla Sixtina, esperar, tener cuidado con las alas de geometría variable del aparato, pintar las piezas y añadir las pegatinas. La lentitud del proceso ilusiona y enamora de tal manera que al acabar mi padre fue a la tienda a comprar el Saab 37 Viggen, un caza sueco que sólo conocía el y en el cual yo no participé sino como mero observador. Previamente había preguntado al dueño si tenían un Me-262 Nachtjäger:  La cercanía de la segunda guerra mundial provocó en el bávaro una cara de asombro, enfado y reprobación, gesto que acompañó con un arqueo de cejas mientras se quitaba las gafas con una mano y se las volvía a colocar. De pequeño todos los hombres adultos alemanes me parecían iguales:  Altos, gordos y con bigote, con gafas de asiduo lector de biblioteca, como un Obélix de difícil carácter. Al final mi padre montó un tercer avión, un MiG-29 de la entonces Unión Soviética, que termino pintando por acontecimientos con los colores de la Luftwaffe. Y es que en este mundo las banderas cambian mucho, y las maquetas también.

jueves, 4 de agosto de 2022

Nieve en agosto




 El otro día me volví a ahogar, soñe que estaba sólo, en un bosque de tono azul oscuro. Respiré en una bocanada de aire profunda y volví a la vida, con mi hijo a mi lado respirando ajeno a todo lo que sucedía. De repente despertó, levantó la cabeza y me miró en la oscuridad de la noche. Basta eso para volver al desconocido mundo de los sueños, al que todo el mundo encuentra explicaciones. Tengo la piel de gallina y no es por el frío. Cierro los ojos y oigo la música atmosférica de Jeremy Soule, música de invierno en estación opuesta. En la vida no nos pueden quitar nuestra libertad, ni nuestros recuerdos, ni la música que nos hace seguir vivos, que resuena en mi interior mientras me agarro a la vida en respiraciones lentas, para volver al ritmo que me permita cerrar los ojos para volver a abrirlos. Quien ha amado sabe a lo que me refiero: Cuando llega la noche nos sinceramos involuntariamente porque sólo queremos volver a ver la luz del día y ese es el precio: Guardar lo sentido es aguardar la muerte, y para mí, que amo vivir, es algo inconcebible, pues no paro de hablar para defender la timidez que nunca desee tener como mecanismo de defensa. Lucho para poder dormir y comienzo a recordar el manto de nieve que cubrió la ciudad el anterior invierno, recuerdo la nieve del pirineo francés al cruzar el túnel con España, la montaña de nieve en la Marienplatz de Munich, con la que jugábamos  hasta que adquiría un color negro, pese a la oposición paterna. Basilea, la ciudad más aburrida del mundo, mientras nos abrían paso en la nieve para ir a trabajar. Música asociada a copos de nieve que caen en mi mente en pleno agosto. Hacer el amor en un hotel en medio de una ventisca de nieve, donde el calor de los cuerpos hace olvidar cualquier momento anterior, felicidad por contraste, porque la comida sabe mejor con hambre. Lübeck, donde las tormentas de nieve se alternaban con Galernas y nos quedábamos aislados durante días. Quizás sea cierto aquello de que el frío es trabajo y el calor socialismo, pero a mí el frío extremo me produce infelicidad, y, pese a no ser una persona muy sociable, de vez en cuando necesito el ruido de las personas alrededor. Finalmente el frío creado por mi imaginación nivela el calor sofocante del exterior, o simplemente hacer un recorrido por lo vivido cansa mi mente sobremanera y caigo rendido hasta la luz del amanecer. 

martes, 26 de julio de 2022

Un almacén de recuerdos en medio de Castilla




Mis tíos me invitaron a casa de mi madre, que de alguna manera, es la mía. Había estado por última vez para dejar cosas hacía varios años, que es lo que era aquella casa: Un almacén de recuerdos en medio de Castilla. Pensé que mi madre dado que había decidido jubilarse finalmente había acondicionado la casa, pero o bien no le dió tiempo o verdaderamente amaba aquel desorden: Desde mesas de comedor en la habitación de invitados que antes había sido un garaje, hasta una mesa-estatua de una niña leyendo un libro encima de un sofá caro y gigante. Rescaté básicamente fotos y libros míos, elementos pesados que por mis continuos viajes resultan imposible de llevar conmigo. Premios recibidos en los trabajos, cuadros dibujados por mi padre. Mi tío -más alto y grande que yo, abuelo y peinando canas- se asombró al no percatarme de la urna con los restos de mi madre -colocada encima de la mesa central del salón- pese a pasar varias veces por delante de ella bajando libros de la estantería. Los libros me han dado muchas más satisfacciones que mi madre, de cuya memoria sigo buscando algún recuerdo feliz, y así se lo comuniqué. Por paz mental escuché sus anécdotas con interés, a ver si el tenía algún recuerdo que le hiciera esbozar una sonrisa. Mi madre se fue de casa de mis abuelos cuando mi tío tenía dos años de edad, así que no había caso, salvo las típicas discusiones familiares. Mi tía -de mi misma edad- lo solucionó contando anécdotas de mi madre con famosos de segunda categoría de Madrid que decía eran sus amigos, esos que aparecían en las fotos de la pared con ella y que ninguno conocíamos, salvo por sus aparición en programas de televisión. Intenté buscar un recuerdo positivo en algún espectáculo de los tres sudamericanos al que me llevó mi madre en mi adolescencia, ritmos antiguos en locales poco iluminados que producían somnolencia, aunque continuo asombrado que Johnny, el vocalista siga enamorado de Alma, la cantante sin haberla visto nunca en su vida. Misterios del amor y de las amistades de mi madre. Nos fuimos prometiendo continuar la búsqueda del tesoro otro día entre risas provocadas como mecanismo de defensa de los tímidos que ahuyentan los fantasmas. 

martes, 19 de julio de 2022

Amor y verdad

 


La verdad se cuenta sola. No necesita preámbulos, ni ayudas, ni subvención de los chascarrillos en cafeterías pésimamente iluminadas. La verdad ilumina, alumbra como un café en una fría noche de invierno, de esas del norte, de las de poner la luz al despertar porque el Sol no asoma ni por casualidad. El clima es la ortografía del carácter y se escribe sobre renglones rectos.  Desde que leí Patria, de Aramburu, no puedo dejar de pensar en el País Vasco. En su verde eterno, el gris azulado del cielo, la patria chica de mis tatarabuelos, el puerto de Guetaria, la playa de Zarauz, la aldea de Elkano, con su pequeña ermita. La primera vez que fui de adulto, llamé a mi padre y le dije "me siento como en casa" y el me contestó "claro, la cabra tira al monte" la morfología de las caras con las que me cruzaba y su altura eran como las de mi familia. Imaginé a mi moreno bisabuelo de dos metros veinte caminando por allí, con su barba descuidada, y sus brazos forjados por la labranza, una persona que sólo conocía el tiempo extremeño y el trabajo que mandaba en su hambre, y cuyos orígenes familiares nunca llegó a conocer, salvo que se los imaginara cada vez que se daba con el marco de la puerta en forma de visiones. Dicen que desde aquel puerto se cazaban ballenas. Mi bisabuelo pescaba -como mi abuelo y mis tíos- Barbos, percas y carpas en el río. Cualquier cosa. La verdad se cuenta sola. Me alojé unos días en un hotel que sirve además de restaurante de la aldea. Era otoño y aquel forastero de dos metros les servía de entretenimento: No pararon de preguntarme que hacía yo allí. Les expliqué como la historia dice que a mi familia materna les entregaron terrenos en Villanueva de la Serena siglos atrás -vascos y asturianos repoblaron España, desde Badajoz hasta Murcia y Alicante- y por eso destacamos entre los tipicos extremeños morenitos y bajitos de ojos oscuros.  Al escuchar mi relato, y como si la vuelta del hijo pródigo se tratara, me invitaron a comer, y si continuo algún día más allí igual me hacen hijo predilecto: No hay nada que aprecien más que alguien que pondera su tierra y que es capaz incluso de volver a ella sin haber estado nunca, pero la verdad se cuenta sola: Son las personas las que te hacen sentir como en casa. 

miércoles, 13 de julio de 2022

Amor y Fiebre





Son las 4 de la mañana y mi hijo tiene fiebre. Cuando siento angustia por algo, aprendí de mi padre a recordar momentos de felicidad. Los recuerdos más hermosos de mi infancia sucedieron en lugares cercanos. El Palmar de Vejer de la frontera era un lugar mágico cuyas playas parecían estar desconectadas de la civilización. El ruido del mar se acercaba y se alejaba dando sentido a la vida y mi abuela se levantaba a esta misma hora para hacer comida para unas veinte personas, primer plato, segundo plato y postre sin distinción de edad ni de alérgenos, pechuga de pollo empanada sin sal porque la sal envolvía el ambiente. Risas de los adultos ante las protestas de los pequeños. Nunca entendí para qué montábamos una caseta fijándonos que los vientos estuvieran bien sujetos si luego nadie entraba dentro por la imposibilidad de la temperatura. 38 grados y medio. Sebastián llora y sus ojos color mar me buscan en un chillido de angustia pidiendo que lo salve. Sé como se siente porque yo también sentía que abandonaba este mundo cuando de pequeño tenía fiebre. Los hombres enfermamos y parece que nos morimos. Balbucea tratando de explicarme y yo intento tranquilizarlo, sabedor que esta fiebre forma parte de su crecimiento. Pero no puedo evitar aplicar mis escasos conocimientos de medicina, y, tal como me enseñaron, buscar rigidez muscular en el cuello como signo de meningitis. También le levanto las piernas y se ríe. Bien. Mi suspiro de alivio puede que se haya escuchado en Pernambuco y yo me haya convertido en mi padre. Lo divertido de las playas de Cádiz surge en los vientos de Poniente, que permiten un día de playa maravilloso, hasta que de repente salta el levante, y todo se convierte en una distopía del fin del mundo. La arena golpea como si fuese un látigo mágico, los guiris color cangrejo, desnudos, se asustan porque en su falta de experiencia no han atado bien los vientos y sus sombrillas se convierten en pequeños helicópteros para diversión de los niños y risas de los adultos. Mucho peor que el levante -decía mi abuela- es que se nos uniera otra caseta: Los primos de mis primos. Nunca me quedó claro si tenían mucho dinero o simplemente aparentaban (probablemente lo segundo) pero recuerdo su coche enorme de importación y con matrícula CO.  Siempre llegaban a la hora de la siesta, que es cuando más calor hacía  (Por joder, que decía mi abuela) 37 grados, la medicación hace efecto y Sebastián deja de recitar el Quijote en su idioma de bebé, cierra los ojos y duerme en su sonrisa de sentirse amado y protegido. Son las 6 y comienza a amanecer tímidamente, ese espectáculo diario que nos brinda este maravilloso mundo. 

jueves, 7 de julio de 2022

Perfección en las acciones




 La clave de la política, decía el Doctor Rodriguez Braun, es el chivo expiatorio. La clave del ser humano, añado yo, es el chivo expiatorio. Desde pequeño observé que las personas nunca asumían sus errores como propios, sino que buscaban siempre excusas para evitar ser incriminados. Si llegaban tarde era el tráfico. No habían podido terminar los trabajos del colegio porque el fin de semana habían tenido visita familiar. Incluso he visto a conocidos y amigos justificar infidelidades con cualquier banalidad, apoyándose en mil y una circunstancias de la vida. Otra de las cosas que he aprendido desde que soy padre es que los adultos no se comportan de manera muy diferente a los niños: Se quejan continuamente por todo y parecen no tener soluciones, actuando de manera irracional y sin saber controlar sus emociones. En los niños es comprensible por lógica. En los adultos resulta cuanto menos cómico, hasta el punto de pensar en cambiarle el pañal a algún compañero que no para de quejarse sin ningún sentido, cuando precisamente el es el culpable de su situación. En vez de eso esbozo una sonrisa, dejando que patalee y despotrique unos minutos, porque el sólo comprende su perfección, ya llegará otro adulto a explicarle. 



lunes, 20 de junio de 2022

Amor inmortal





Que poco valoramos los recuerdos de la infancia, pese a lo mucho que marca nuestra existencia. Yo puedo saber instantáneamente si me encuentro en el Mediterraneo, el Atlántico o el Cantábrico por el olor a salitre. Puede resultar una función poco útil, pero cuando de niño has tenido un padre que gustaba de conducir de noche en verano motivado por la ausencia de aire acondicionado en el automóvil, desconociendo destino y por toda la península ibérica, los viajes suponían una sorpresa. Quizás esa ausencia de información generaba ese escalofrío de incertidumbre donde se esconde la felicidad de los niños.  Entiendo ahora, que soy padre, que la mirada de tu hijo -mezcla de asombro y felicidad- es algo que no se paga con todo el oro del mundo. Despertar con la luz del sol y el ruido de las gaviotas de fondo, admirando a quien te hace descubrir el mundo, tampoco. Ese dormir tumbado en el asiento de atrás sin cinturones que nos agarraran a la vida, intentando calcular el rumbo por las horas transcurridas, la posición del sol, los frenazos en algún puerto de montaña, el pitido de los oídos. Abrir los ojos y mirar la pastelería  el Cafewien de Javea, fundada por un austriaco que se enamoró de Alicante. Décadas después sigue allí, con muchos menos niños y muchos más ingleses jubilados, de carnes rollizas y rojos como tomates. 

- Estamos en Javea - Musité, frotándome los ojos. 
- Correcto, y sé lo que vamos a desayunar. 
- Sachertorte. 

Probé la Tarta Sacher antes en Alicante que en Austria, aunque no mucho después, y al igual que su arroz siempre será mejor, porque los sabores nos trasportan a donde se graban los recuerdos, y allí permanecen  en nuestra memoria a través de las personas que amamos, convirtiéndolas en inmortales. 

lunes, 30 de mayo de 2022

Vida y amor

 


Hace un año no tenía ganas de vivir. Una persona me causó tanto dolor, me hizo sentir tanta traición y mentira que parecía no existir espacio para nada más. No odié, porque no soy yo, porque sé que el karma se encarga de todo a su tiempo, así me lo ha demostrado la vida. Este año, con tu llegada descubrí que no habría tristeza que no pudiera superar tu mirada, que tú sonrisa me da energía para vivir cien años más, que todo lo anteriormente vivido parece un sueño sin importancia, situaciones nimias. Viniste tú y se fue tu abuela, porque el karma alcanza a todos los que no aprecian lo maravillosa que es la vida, los que no aprecian cada aliento, cada sonrisa de un niño, cada rayo de Sol, cada bocado exquisito. Es implacable. ¿Cómo existen personas que no son capaces de apreciar el verde de los árboles, los amaneceres, la belleza del silencio? Hace un año era otra persona, y gracias a ti soy otra. Anoche soñé que me abrazabas. Estábamos en casa, tú eras más alto que yo y me consolabas por alguna razón, 
con esa voz ronca y fuerte que has heredado de nuestros genes vascos me decías "tranquilo Papá"  y yo no encontraba consuelo. Te preguntaba si recordabas el Loa Loa, y me decías que se la cantabas a tu hijo.  Me desperté y tú seguías durmiendo con los ojos entreabiertos, así que comencé a cantarte en voz baja, para asegurar tu descanso.




jueves, 19 de mayo de 2022

Ojos Azules y amor


Perdí ya la cuenta de las veces que me preguntan si mi hijo va a mantener los ojos azules, como si tuviera una bola de cristal para adivinar la evolución del color de su iris. Para mí lo único que me importa es que crezca feliz, con todo lo que el término conlleva, la felicidad auténtica, más allá de las pasiones humanas, ese estoicismo que muchos dicen ejercer pero pocos dominan. Que no le pueda la tristeza, el amor o la exaltación, que sea de emoción proporcionada.  Que el pragmatismo guíe sus pasos, que no ame demasiado sino en su justa medida. Y todos estos deseos sé qué se quedarán en eso porque la condición humana es la que es, porque a nadie se le puede culpar por gustarle el dinero, las mujeres o los toros, la pasión por la vida y la muerte. Me sonríe como si supiese de que hablo: La experiencia para que sirva ha de vivirse, no puede explicarse, como jamás entendí lo que era amar hasta que se cruzaron nuestras miradas.

domingo, 17 de abril de 2022

Amor y muebles

 



De todas las locuras que he visto hacer a las mujeres -entiéndase locuras como algo positivo, porque la excesiva cordura de algunos me aburre- la más divertida de observar es el movimiento de muebles: Los van moviendo hasta que encajan no ya en el salón, sino en la idea que ellas mismas tienen en su cabeza, como amantes de puzzles inacabados que son, con el mismo sentido biológico que protegen al hijo durante toda su trayectoria vital sin descanso, día a día. Es fascinante el grado de conocimiento que consiguen tener del cuidado del bebé y de los mil y un objetos para él destinados, así como su ubicación exacta. Tan compleja variedad es que cuando ella me pide el pijamita de dinosaurios del niño, -debido a la fase ruidos de velociraptor del mismo imagino- nunca acierto, dado que para mí tiene tres. Es entonces cuando me explica que uno no es un pijamita, sino una camiseta, y el otro es de dragones, no de dinosaurios, mientras el escuincle se ríe de dos adultos y juega con sus pies, finalmente grandes y verdes.


lunes, 21 de marzo de 2022

Amor y Corazón


Quizás la razón de nuestro existir no sea sino dibujar amor en corazones ajenos, siendo conscientes que no existe fijador para el amor que transmitimos. Ser conscientes del préstamo del tiempo, el elemento más poderoso de todos, porque los segundos disfrutados, entregados a otra persona, valen oro porque no vuelven, como las marcas que deja el campo en las manos, ese recolectar de siembra que envejece la piel y la vuelve más sabia. Ese cambio constante en la vida para que podamos disfrutar cada día de lo mismo: Ver crecer a nuestros hijos, mirarse al espejo y no reconocer al de enfrente, constatando que el amor es sentir cada vez más oyendo cada vez menos mientras la persona amada te pregunta cosas desde habitaciones distintas. Susurrar en la oscuridad dentro de la misma estancia promesas que se repiten, contarle a tu hijo la historia de la familia mientras te escucha atentamente sin entender nada, salvo que estás cerca y que le quieres, y esa sea quizás la historia más hermosa que puedas contarle.

 

viernes, 4 de marzo de 2022

Amor de Padre



Y naciste, para que Dios te prestara a nuestros cuidados y nos hicieras más felices. Anoche te hablaba en voz bajita, con esa conexión entre tu y yo que no sabría explicar con palabras. Te decía que desde que te vi supe que te querría un poquito más que a tu madre ¡Ay tu madre! Es un ser particular. La última persona que hubiera pensado que fuera la madre de mis hijos. Es coqueta y vivaz, con muchas ganas de vivir, tantas como para dar vida a otra persona, que eres tú. Sé que te querrá siempre, aunque no sé si será capaz de gestionar sus emociones cuando las cosas no salgan como ella quiere, esto es, cuando tus decisiones o tus acciones no sean las que espera: Entonces te amará aún más, porque sabe que suele ser la solución a casi todo. He de decirte que a mi me ha hecho mejor persona, y sé que convertirá tu mirada de inocencia en un hombre educado y cariñoso, porque así somos en esta familia, de dar abrazos hasta quitarnos el aliento, por si mañana no podemos darlos.

lunes, 14 de febrero de 2022

Sebastián

 


Yo no elegí tu nombre, lo hizo tu madre sin saber la tradición que existe en mi familia, vascos que dejaron las frías tierras del norte por la luz del sur.  Por eso cuando paseo por la playa de Zarautz siento esa familiaridad inexplicable, ese retorno a un hogar que nunca fue. No sé si tus genes purépechas despertarán en el momento que llegues a Ciudad de México, ese experimento sociológico de treinta y dos millones de habitantes, pero sé que te enamoraras de Llanes, disfrutarás de la Galicia de tus abuelos tanto como de Guipúzcoa, Málaga o Cádiz. Los del norte que venían al sur eran denominados Jándalos hace un siglo, pero la familia de tus abuelos vinieron muchas generaciones antes, buscando el Sol que el norte les negaba. Y tu madre acabó en España para que tú existieras, como si movernos por este mundo tuviera ese único propósito. Nadie entiende por qué Dios hace las cosas hasta que nos presta un hijo para cuidarlo.


lunes, 7 de febrero de 2022

Amor de padre


Quisiera prevenirte, hijo.  Prevenirte en tu llegada al mundo. Darte todas las armas para que puedas defenderte ante la adversidades de la vida, enseñarte que la vida es cambio, que es imprevisible, como lo es la alegría por tu existencia, cuando ya había perdido toda esperanza. Ayer, rezando en una iglesia a la que te quiero llevar, San Manuel y San Benito, le pedí a Dios que te protegiera, que cuidara todos los pasos que vayas a dar por la vida. Vas a ser criado no sólo por mí, sino también por féminas que te quieren desde antes de tu llegada a este mundo, como a mi me quisieron de pequeño, por el mismo motivo: Ser el primer hombre en una familia de mujeres. 

Quiero Hablarte de tus ancestros los tlaxcaltecas que ayudaron a Hernán Cortés, y también de los  llaniscos, gallegos, vascos que dieron la vuelta al mundo con tus apellidos. De tu bisabuelo y abuelo andaluz como tu padre. Gente que luchaba porque querían la paz, que comprendieron que la guerra es defender a los tuyos, tu verdadera patria. Quiero estar a tu lado cuando no entiendas por qué amas y no te aman de vuelta, por qué hay personas buenas que, sin querer hacen daño a otros y por qué hay personas no tan buenas que hacen actos por los demás por imitación o mera notoriedad, sin sentirlo.  Quiero hacerte ver que la belleza engaña más que las palabras, y las palabras más que los silencios. Que la gente que es mala no lo sabe, pero los sufrimos los demás. Que siempre hay que pedir Late Check-Out en los hoteles, sobre todo cuando las vistas lo merecen. Que el tiempo cuesta dinero y no vuelve. Que las mujeres cuestan dinero y siempre vuelven. Que sonriendo se puede conseguir más que con cincuenta poemas. Como no tendré tiempo para explicártelo todo, espero que lo aprendas por tí mismo. 

jueves, 3 de febrero de 2022

Pasión y amor





Siempre me definí como un ser con pasión. La vida sin pasión no tiene sentido. La pasión, o la ausencia de la misma, define todas nuestras acciones, como si fuera un calendario al que se le van arrancando hojas sin sentido alguno. Cuando amamos con toda el alma nos cuesta más olvidar que cuando no valoramos a la persona amada. Y, de manera innegable, luchar por amor es amar, cualquier otra cosa es pasar el tiempo con alguien, jugar con cartas marcadas. Pero ¿Como saben las personas amadas que los amamos? No lo saben, desconocen por completo las acciones que, en silencio, realizamos por ellas. El amor es la razón que cura toda la sinrazón del mundo.  Y es el ego - el ajeno y el propio - el que evita que expresemos, creedores que esta vida es infinita. Por eso, cuando rezo por mí, por mis equivocaciones, también rezo por mis enemigos, porque ellos necesitan toda la luz que Dios pueda darles.

martes, 25 de enero de 2022

Conversaciones




De todas las conversaciones que hubiera querido tener con mi padre antes de fallecer, la principal sería sobre su estrés postraumático cuando mi madre nos abandonó teniendo yo pocos meses, y su divorcio catorce años después. Sé que sentíamos igual, y que - por muy duro que el se considerara- no podría evitar sentir la zozobra del abandono, la congoja del desamor. Para una persona educada en un ambiente tan conservador, debía resultar aún peor, se lo tomaría personal, como un fracaso. Reponerse de aquello no tuvo que ser nada fácil, aunque mi madre volviera años después. Sé que pese a su carácter, siempre hizo valer su palabra y trataba de hacer lo correcto, aunque porfiara. En eso siempre fuimos bastante parecidos y su nieto tengo el presentimiento que heredará el respeto a la palabra dada. Son quinientos años forjando carácter familiar, no vamos a cambiar ahora. 

Nunca hablamos de ello porque mi padre educado a la antigua- no hablaba sobre sentimientos nunca, y de ese hecho en concreto no supe hasta que falleció y me puse a ordenar papeles, acción esta que se asemejó a la búsqueda de un tesoro. Cuando volví a su casa de Canarias y los cientos de carpetas y archivos me convirtieron en el protagonista de Todos los Nombres, de José Saramago (al que, casualidades de la vida conocimos cuando estuvo destinado en Lanzarote) me sentí como un funcionario entre oficinas y archivos. 

La carpeta mágica se llamaba "LO MÁS IMPORTANTE DESDE 1970" y abarcaba desde el arresto de un soldado por quedarse dormido en una guardia en navidad que posteriormente se suicidó, diarios sobre nuestras acampadas padre-hijo, el informe que tuvo que presentar a los mandos cuando se casó con mi madre para demostrar que no era comunista o sus cartas de amor a una oficial de policía, canción de Sabina incluida. Documentos de abogados cuando el divorcio aún no era legal, que en mi profano conocimiento del derecho me resulta como disparar sin balas. Imagino que estará en el cielo riéndose de todo esto, habrá creado una nueva carpeta con título desconocido con separadores, temas y fechas y no pensará más en ello. Pero siempre he sido una persona curiosa sobre el comportamiento humano y en mi reflexión lo comparo con el volver de una guerra, como cuando mi abuelo volvió de Barcelona, desfiló por la Castellana y acabó en Jerez de la Frontera de mecánico. Pasar de tener hambre y matar cristianos a trabajar jornadas de ocho horas tiene que afectar, digo yo. 

domingo, 23 de enero de 2022

Amor antes de nacer


Amanecí pronto jugando con mi hijo Sebastián, que aún no ha nacido: Sostenía su patada nocturna: Respondía señalando donde su pie golpeaba. Al tocar el punto, el volvía a patear ese punto de la tripa de mi amada -en el quinto sueño- y no otro distinto. Sé que es una tontería, que probablemente sea casualidad y que ni siquiera distingue mi voz ronca de madrugada, pero fue el momento exacto en que sentí que estableció conexión conmigo. La de verdad, como el momento en el que te das cuenta que estás enamorado perdidamente de una mujer sin solución, que estás a su merced.  Sí antes no entendía a las abortistas, Ahora me resulta imposible. La vida de los inocentes -propia y ajena- es demasiado preciada.  Quizás hubo un momento en la historia reciente que todo dejó de ser como era, el amor, el compromiso, la libertad y la misma vida dejaron de tener importancia para las personas, preocupada solamente de ser parte de la mayoría, sin más. Mientras tanto sé que quiero a mi hijo, que me despierta a horas fijas como si de un entrenamiento previo al partido de mi vida se tratara.

 

martes, 18 de enero de 2022

El Bosque mágico, el tiempo y el amor



Descubrí el Hayedo de Otzarreta en un viaje de joven motivado por un amorío desmotivado, de fines de semana en autobús. El recuerdo ha venido a mi mente de repente, porque siento que me estoy muriendo. Como todos, supongo. El tiempo juega en mi contra, en eso no soy nada original. Quizás volvieron las imágenes a mi mente porque la muerte es descanso y allí encontré paz. Los pueblos de alrededor son oscuros pero amables. Con mi ascendencia guipuzcoana pasaba inadvertido entre tapas. Un parroquiano me preguntó "¿Tu qué, español?" mientras comía un pollo con arroz exquisito en una mesa gigante. Yo, distraido, le preguntaba a la dueña "¿Que le echa a este pollo jefa? ¡Está de muerte!" "maitasuna" respondía ella, emocionada, no acostumbrada a alabanzas. "Oye tú, que te hice una pregunta" insistía el parroquiano. "¿Eres español?" y yo le respondía que sí, como él. "No, hombre no, yo soy vasco" decía convencido. Entonces entendí que el nacionalismo es eso, comunicar lo que uno cree que es, sociología de primero. Es un instinto primario, tribal y, la verdad, bastante estúpido, empieza cuando comparamos los coches de nuestros padres cuando somos pequeños. Pero así somos los humanos. Siento que me estoy muriendo, a veces me asfixio en sueños, cuando era joven no me pasaba, nunca me gustó dormir, siempre tenía la sensación de estar perdiéndome algo. Una vez hice tantas veces el amor en un día que estuve varios minutos sin respirar, pensé que eran mis últimos minutos en esta vida, pero el amor siempre te hace recuperar el aliento. El parroquiano me cuenta que no sabe euskera por culpa de un tal Patxi. Que sus hijos hablan un idioma que el no entiende. Pues como todos los hijos en todas las épocas. Que el se esfuerza para madrugar e ir a una ikastola antes de ir a trabajar. Había varias mesas vacías, pero decidió sentarse a mi lado, así que le conté el origen de mi apellido, Mi cariño al País Vasco (obviando que me encanta Vitoria para evitar discusiones sobre patrias chicas) la mañana entera que he pasado entre hojas de mil colores y el canto de los pájaros. Siento que me estoy muriendo, porque ya sólo miro para atrás contando mil historias, quizás porque viví demasiado, porque el amor por vivir consume los segundos del reloj inexorablemente, por eso hay que saber ajustar la intensidad en cada momento, para disfrutar lo máximo posible. 

jueves, 13 de enero de 2022

Brújula del Amor



"Nada va a hacer que me importe, porque mi brújula ya cambió su norte" (María Becerra) 

Madrid tiene la belleza suficiente para distraerte y no darte cuenta que en algún momento has de volver a casa, que llevas horas entre amigos o caminando por sus calles. La distracción solía ser interrumpida por alguna llamada exigiendo explicaciones: Alguien te espera en alguna parte, y en Madrid todo está a una hora de distancia. Preguntas realizadas por teléfono se repiten al entrar por la puerta, como si de un doble mecanismo de seguridad se tratara. A lo largo de mi vida he visto de todo: Desde el registro de los bolsillos de los pantalones, al móvil, pero lo que de verdad muestra la propia inseguridad es el sometimiento a un tercer grado  "¿Dónde has estado?"- Preguntó "El caso es que.. Entré en la tienda"- Contesté, con más miedo que vergüenza. 

"¿A ver mis diseños, verdad?"   

La verdad es que había entrado a comprar ropa interior para mí - nada que ver con su trabajo - sin éxito. Llevo 20 años comprando allí, soy hombre de costumbres: Misma ropa, misma café, mismo equipo de fútbol. Todo en el mismo barrio donde estaba mi colegio. 

Siempre he sido pésimo mintiendo. Al igual que Dios creo me hizo inteligente, me creó despistado y el peor mentiroso de la historia, siendo este un acto vital en ciertos momentos de la vida. Se supone que aprendemos de niños, como mecanismo de defensa, pero en mi caso no fue así. Como solución alternativa aprendí de los judíos (o de los gallegos) a responder la pregunta con otra pregunta.  "¿Por qué piensas que hecho eso?" 

"Porque es lo que yo haría, somos un espejo" 

Espejos convexos - pensé yo - de esos curvos, que reflejan la luz hacia fuera y no se cruzan entre si ni en universos paralelos. Dicen de mí siempre que hablo mucho, pero no saben lo que callo. 

En ese instante comenzó mi huída, que siempre es estática, siempre en silencio, tapando el ruido de las palabras que no quiero escuchar. La magia de Madrid hizo que tiempo después cruzando la calle llegara a México, cambiando los nervios por el sosiego, los enfados por abrazos, los desayunos orgánicos por chilaquiles. 


sábado, 8 de enero de 2022

Coimbra

 



Coimbra y Figueira Da Foz parecen un matrimonio de conveniencia portugués: Una el silencio del centro del país: Flores, aromas, lugares donde leer libros gigantes entre el sonido de los pájaros. Al oeste, Figueira con sus playas infinitas hace el resto, como si una fuera un espejo de la otra, sin que tengan nada que ver: La una entre colores rojizos y verdes, la otra el de la arena, millones de rocas pulidas, como si supieran que la vida sólo merece la pena cuando se descubre el reflejo del alma en el otro, esa visión de familiaridad de los amores eternos. 




lunes, 3 de enero de 2022

Cambre, El Bosque Animado


  

"Cuando un hombre consigue llevar a la fraga de Cecebre un alma atenta se entera de muchas historias… Entonces se comprende que existe otra alma allí, infinitas almas: que está animado el bosque entero" (W. Fernández Flores)

Una amiga me recomendó un Pazo en Cambre, cerca de la Coruña. Ella encontró en Galicia la tierra prometida, la tierra de sus abuelos, a dónde huyó con una maleta pequeña de las falsas promesas del socialismo venezolano, que se comportó como el amante que jura dejar a su esposa pero nunca lo hace. La quietud del lugar, el silencio es sobrecogedor para alguien tan de ciudad como yo. Compró una pequeña casa en una aldea y la reformó por completo: Las mujeres necesitan un proyecto constantemente, y sus hijos y su marido al parecer no son suficiente: El inconformismo permanente de algunos es lo que hace que la sociedad avance. El pazo tiene una especie de cafetería que es interior y exterior a la vez, llena de espejos y flores de colores vivos. Cerca está Cecebre, el bosque animado, el Macondo de Wenceslao Fernández Flores, una obra maestra más apreciada fuera de nuestras fronteras que dentro. El sendero es breve pero mágico, casi enternecedor, un lugar de peregrinaje para ávidos lectores como yo, buscando el origen de las fantasías que la infancia convierte en recuerdos imborrables.