lunes, 14 de febrero de 2022

Sebastián

 


Yo no elegí tu nombre, lo hizo tu madre sin saber la tradición que existe en mi familia, vascos que dejaron las frías tierras del norte por la luz del sur.  Por eso cuando paseo por la playa de Zarautz siento esa familiaridad inexplicable, ese retorno a un hogar que nunca fue. No sé si tus genes purépechas despertarán en el momento que llegues a Ciudad de México, ese experimento sociológico de treinta y dos millones de habitantes, pero sé que te enamoraras de Llanes, disfrutarás de la Galicia de tus abuelos tanto como de Guipúzcoa, Málaga o Cádiz. Los del norte que venían al sur eran denominados Jándalos hace un siglo, pero la familia de tus abuelos vinieron muchas generaciones antes, buscando el Sol que el norte les negaba. Y tu madre acabó en España para que tú existieras, como si movernos por este mundo tuviera ese único propósito. Nadie entiende por qué Dios hace las cosas hasta que nos presta un hijo para cuidarlo.


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