Siempre me definí como un ser con pasión. La vida sin pasión no tiene sentido. La pasión, o la ausencia de la misma, define todas nuestras acciones, como si fuera un calendario al que se le van arrancando hojas sin sentido alguno. Cuando amamos con toda el alma nos cuesta más olvidar que cuando no valoramos a la persona amada. Y, de manera innegable, luchar por amor es amar, cualquier otra cosa es pasar el tiempo con alguien, jugar con cartas marcadas. Pero ¿Como saben las personas amadas que los amamos? No lo saben, desconocen por completo las acciones que, en silencio, realizamos por ellas. El amor es la razón que cura toda la sinrazón del mundo. Y es el ego - el ajeno y el propio - el que evita que expresemos, creedores que esta vida es infinita. Por eso, cuando rezo por mí, por mis equivocaciones, también rezo por mis enemigos, porque ellos necesitan toda la luz que Dios pueda darles.
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