Quizás la razón de nuestro existir no sea sino dibujar amor en corazones ajenos, siendo conscientes que no existe fijador para el amor que transmitimos. Ser conscientes del préstamo del tiempo, el elemento más poderoso de todos, porque los segundos disfrutados, entregados a otra persona, valen oro porque no vuelven, como las marcas que deja el campo en las manos, ese recolectar de siembra que envejece la piel y la vuelve más sabia. Ese cambio constante en la vida para que podamos disfrutar cada día de lo mismo: Ver crecer a nuestros hijos, mirarse al espejo y no reconocer al de enfrente, constatando que el amor es sentir cada vez más oyendo cada vez menos mientras la persona amada te pregunta cosas desde habitaciones distintas. Susurrar en la oscuridad dentro de la misma estancia promesas que se repiten, contarle a tu hijo la historia de la familia mientras te escucha atentamente sin entender nada, salvo que estás cerca y que le quieres, y esa sea quizás la historia más hermosa que puedas contarle.
Estás hecho un padrazo, amigo. Tienes alma de padre, corazón de padre y eres padre. Hasta ahora todo cuanto has vivido cobra una nueva significación, un nuevo color, ahora ya no estarás nunca solo. Todo lo harás con un por qué y un para qué concreto. Y vivirlo en pareja es enriquecedor. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias Joaquín:)
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