domingo, 24 de abril de 2016

Saborear tus orgasmos



Hoy has venido y te he dejado pasar. Has venido a saborear tus orgasmos. A que te encuentre el punto que tu marido desconoce. Siempre te gusta que la primera copa de vino me haga efecto. Dices que resulto más divertido. Lo que no sabes es que yo tengo bastante tolerancia al alcohol, y a quien te desinhibe es a tí. A mi no me hace falta bebida espirituosa alguna para sentir felicidad horizontal, para alcanzar el perfecto ángulo de cuarenta y cinco grados. Entre cópula y cópula reímos sin parar, como si fuéramos adolescentes. Y eso que te estoy diciendo auténticas tonterías, que ni siquiera a mi me hacen gracia. Será la risa postcoital. Tras dos cópulas y más de media botella, comienzas a hablar del tamaño de mis atributos, aseguras que siempre quieres que me quede más tiempo dentro, aunque hayas llegado a los temblores finales, aunque hayas aprendido a saborear tus orgasmos, mordíendote el labio inferior. Después de la cuarta cópula de la tarde, me pides la quinta, porque no hay quinto malo, y yo te digo las ocho y media. Comienzas a gritar mientras te vistes "que no voy a llegar, que no voy a llegar", y yo al principio no te entiendo porque has llegado por lo menos tres veces. Por favor, no confundas a los vecinos con tus gritos. Además a que viene tanta prisa, tu marido no se chupa el dedo, el otro día seguro fue a por suplemento de cálcio a la farmacia y remitió un burofax a la catedral de Burgos -Previa a su visita anual- solicitando que reformaran la entrada, que dada la amplitud de su cornamenta no podía acceder al interior del recinto. Y tu deberías de hacer lo mismo. Lo del suplemento de calcio digo. Que después de que me enseñaras la foto de la amante de tu marido, esa que encontraste en su móvil, esa modelo de Torrelaguna, que tiene más curvas que el circuito de motos de mi pueblo, te hacen falta. No cariño, tu cuerpo es mejor, pero el suyo es nuevo, kilómetro cero. Al menos para él, huele a nuevo. Contigo ya ha dado la vuelta al mundo, y te conoce de arriba a abajo, pero no te preocupes, yo te llevo de viaje a Monte Orgasmo todos los días que haga falta. A veces he llegado a pensar que la gente se casa para tener amantes y disfrutar de ellos. Es un concepto retorcido del amor, pero el ser humano en eso es especialista. 

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