Cuando pidas perdón no te olvides de los besos que diste y no debiste dar. De la palabra dada, la tuya, esa que no vale nada. Cuando pidas perdón no te olvides de los compromisos adquiridos, esos que rompiste con tu actitud pueril. Cuando pidas perdón olvida que te perdone. Ese privilegio sólo lo tienen las hermosas y tu careces de todo atisbo de belleza. Serás desgraciada por siempre, vivirás en soledad que es lo que más acorta la vida, lo que la hace insoportable. Cuando pidas perdón no olvides que nadie te quiere, pues eres esclava de muertos en vida, de carne maldita y en estado putrefacción, incapaz de marcar tu propio destino, y, cuando tus amos mueran enloquecerás cual perro. La libertad es algo muy difícil de manejar, no está al alcance de todos, tu prefieres ser mangoneada por amos que tu crees justos. Cuando pidas perdón no te olvides de tu fealdad, de que tus facciones, tus dientes vampirescos ahuyentan a los hombres antes siquiera de que abras la boca. Cuando pidas perdón no te olvides que el camino que has elegido no tiene marcha atrás, y que es el que te corresponde por tu físico, fiel reflejo de tu alma. Cuando pidas perdón no te olvides de contar todo tal y como fue, tu egoismo, tu falta de madurez y tu caracter autodestructivo. Cuando pidas perdón no te olvides: No sabes amar. Pero tu estrategia de caza quizás entre las criaturas de la noche te funcione. Emborracha algún desgraciado y quizás pasada la madrugada consigas que te confunda con una mujer. Cuando pidas perdón ólvidame. Careces de fibra moral, eres lo que el tungsteno al oro. Y yo no quiero volver a oír tu nombre, ni de día ni de noche.
Relatos de ficción "Captar en lo que se ha escrito es síntoma de lo que se ha callado" (Nietzsche)
lunes, 11 de abril de 2016
Cuando pidas perdón no te olvides. No sabes amar
Cuando pidas perdón no te olvides de los besos que diste y no debiste dar. De la palabra dada, la tuya, esa que no vale nada. Cuando pidas perdón no te olvides de los compromisos adquiridos, esos que rompiste con tu actitud pueril. Cuando pidas perdón olvida que te perdone. Ese privilegio sólo lo tienen las hermosas y tu careces de todo atisbo de belleza. Serás desgraciada por siempre, vivirás en soledad que es lo que más acorta la vida, lo que la hace insoportable. Cuando pidas perdón no olvides que nadie te quiere, pues eres esclava de muertos en vida, de carne maldita y en estado putrefacción, incapaz de marcar tu propio destino, y, cuando tus amos mueran enloquecerás cual perro. La libertad es algo muy difícil de manejar, no está al alcance de todos, tu prefieres ser mangoneada por amos que tu crees justos. Cuando pidas perdón no te olvides de tu fealdad, de que tus facciones, tus dientes vampirescos ahuyentan a los hombres antes siquiera de que abras la boca. Cuando pidas perdón no te olvides que el camino que has elegido no tiene marcha atrás, y que es el que te corresponde por tu físico, fiel reflejo de tu alma. Cuando pidas perdón no te olvides de contar todo tal y como fue, tu egoismo, tu falta de madurez y tu caracter autodestructivo. Cuando pidas perdón no te olvides: No sabes amar. Pero tu estrategia de caza quizás entre las criaturas de la noche te funcione. Emborracha algún desgraciado y quizás pasada la madrugada consigas que te confunda con una mujer. Cuando pidas perdón ólvidame. Careces de fibra moral, eres lo que el tungsteno al oro. Y yo no quiero volver a oír tu nombre, ni de día ni de noche.
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