lunes, 18 de abril de 2016

La vida vale más que tú. El amor vale más que tú.



La vida vale más que tú. Ayer pisé el acelerador besando y sentí como si resucitara. Debe ser que para tener un subidón de adrenalina necesitaba fricción, caricias en la espalda, abrazar el cuerpo de una mujer de la que sólo conozco el nombre. ¿Sabes? Su marido no la desea, lleva meses sin tocarla y las flores, sin luz, se marchitan. Ella, vividora del cuento, se inventa un personaje dramático porque todas sus amigas dicen que tiene el marido perfecto y calla cuando eso oye, en vez de replicarlas que ella y su esposo han llegado a la fase de beso en la mejilla. Sabes lo mucho que me gusta el marisco, ella es mi almeja entre mejillones. Mi caramelo entre relación y relación. Hace dos años había puesto una cocina nueva en el chalet y la estrenó conmigo. Pocas cosas hay que me gusten más que hacer el amor en una cocina bien iluminada. Hoy en día hacen unas encimeras perfectas para la cópula. Tu tuviste la ocasión y la perdiste. Créeme, da mucho juego, sobre todo si el frutero anda cerca. Cuando la volví ayer nos besamos, como si sólo hubieran pasado unas horas. Me dijo que ya casi se le había olvidado el amar, y puse remedio enseguida. La vida vale más que tú, más que tus miedos, que tus agobios. Me dijo que no el ya no la quería. "Por supuesto que te quiere" dije yo. "Pero se quiere acostar con otras mujeres, los hombres nos cansamos pronto de tocar la misma piel todos los días". No se tenía que preocupar, para apagar el deseo ya estaba yo. Lo encendí y lo apagué varias veces, como cuando jugaba con la luz de pequeño. Siempre he disfrutando tocando botones y controlando energías. Creo que cuando descubrí el botón mágico de las mujeres, ese pequeño mando universal del placer femenino fue uno de los momentos más felices de mi vida. Dice que la ve desnuda y no le dice nada, y sin embargo yo no paro de decirle cosas. "Claro princesa, es que yo te miro y veo tu belleza, curvas donde perderme, pechos que besar.  El te mira y ya no ve nada. Ha perdido su capacidad de soñar porque se conoce el mapa de tu piel de memoria, y sin secretos que descubrir, el deseo termina saliendo por la ventana". El suelo del Hotel tiene calefacción radiante, y cuando hicimos el amor me entraban escalofríos. La vida vale más que tú, pero he de reconocer que para llegar por tercera vez, estancado durante demasiados minutos en la meseta, y nervioso por querer quedar bien con mi musa y amante, me acordé de tí por unos instantes. Sólo necesitaba un empujoncito de excitación, no te creas importante. Porque la vida vale más que tú. El amor vale más que tú. Y gracias al placer he olvidado el tiempo que perdí contigo. Demasiado tiempo para alguien como yo, que tiene mucho amor que dar. 

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