Era un mediodía perfecto, una terraza ideal, un Martini en la mano. Pronunciaste mi nombre y dijiste "Te quiero mucho, cariño" mientras sujetabas mi mano, mientras soñaba despierto, mientras yo me hacía el duro y parecía leer el periódico, como evitando tus cariños, activando mis defensas. Había algo que me cegaba más que la luz del Sol: Tu belleza mayúscula, que me impedía respirar. Con todas mis fuerzas intenté no enamorarme de tí. El verano, tras varios días haciéndote el amor, estaba llegando a su perfección y entré en pánico. Besarte era estar al borde de un acantilado. No puedes dejar de mirar al fondo, pero la adrenalina recorre todo tu cuerpo y sientes la cercanía de la muerte. Cada palabra que salía de tus labios, por muy cariñosa que resultara, me lo recordaba. Tras una discusión ridícula me senté en el sofá y me contraje. "No quiero saber nada más de tí. Eres demasiado guapa, demasiado lista, ¿Por qué estás conmigo?" Y sentí la dualidad de sentimientos: Deseaba tus labios, consciente de que tenía que huir, porque me destrozarías tarde o temprano, quizás sin quererlo, pero todo el mundo hace daño alguna vez. ¿Recuerdas? Dijiste que querías llenar la casa de niños. Previsora, compraste una con cuatro dormitorios. "Que locura que una mujer tan hermosa, camino de los cuarenta, queriendo tener hijos, no los haya tenido ya" pensé. Y de repente me ví con cuatro hijos en esa casa infinita. Y volví a tener tu belleza en mi retina. Y me replegué en el sofá de la suite como un acordeón. Cerré los ojos queriendo que, al volver a abrirlos, hubieras desaparecido. Pero saliste del dormitorio enfadada, exigiendo que volviera a la cama. "No te merezco, déjame en paz, soy feo y tu eres demasiado hermosa, demasiado inteligente para mí" repetí. "Pero que dices, es mentira, venga, sal de ahí, vamos a la cama, hazme el amor" y tu naturalidad al decirlo, tus formas y tono, me confundieron de tal manera que terminé haciéndote caso por inercia, aunque no en todo, pues quien llevó las riendas y manejó los tiempos fuiste tú, casi como siempre. Y yo sólo quería estar donde tu estuvieras. Y a la vez quería huir para que no me hicieras daño. Y es esta sensación horrible la que me impedía respirar, la que me provocaba una ansiedad indescriptible. El climax no me calmó, tan sólo aplazó mi decisión, agotado por las sensaciones que en mí provocabas. Y por la mañana, mientras tu multiplicabas tu belleza en el baño, yo lloraba amargamente, mientras mi corazón se congelaba y escuchaba canciones destructivas. Y días después, cuando todo acabó, también lloré durante horas, consciente de que tuve una princesa entre mis brazos, que quería que viviera con ella en un castillo de perfección, y yo, asustado, preferí abandonar la fantasía, pues sus caricias y sus besos atormentaban mi alma de tal manera que eligiría la muerte antes que seguir viviendo con tal angustia. Porque, al igual que mi amor por ella no desaparecía, el dolor tampoco. Quizás si hubieras intentado entenderme, quizás si hubiera intentado entenderte, no tendría la condena en mi corazón de echarte de menos.
Relatos de ficción "Captar en lo que se ha escrito es síntoma de lo que se ha callado" (Nietzsche)
jueves, 28 de abril de 2016
Fuiste demasiado para mi débil corazón
Era un mediodía perfecto, una terraza ideal, un Martini en la mano. Pronunciaste mi nombre y dijiste "Te quiero mucho, cariño" mientras sujetabas mi mano, mientras soñaba despierto, mientras yo me hacía el duro y parecía leer el periódico, como evitando tus cariños, activando mis defensas. Había algo que me cegaba más que la luz del Sol: Tu belleza mayúscula, que me impedía respirar. Con todas mis fuerzas intenté no enamorarme de tí. El verano, tras varios días haciéndote el amor, estaba llegando a su perfección y entré en pánico. Besarte era estar al borde de un acantilado. No puedes dejar de mirar al fondo, pero la adrenalina recorre todo tu cuerpo y sientes la cercanía de la muerte. Cada palabra que salía de tus labios, por muy cariñosa que resultara, me lo recordaba. Tras una discusión ridícula me senté en el sofá y me contraje. "No quiero saber nada más de tí. Eres demasiado guapa, demasiado lista, ¿Por qué estás conmigo?" Y sentí la dualidad de sentimientos: Deseaba tus labios, consciente de que tenía que huir, porque me destrozarías tarde o temprano, quizás sin quererlo, pero todo el mundo hace daño alguna vez. ¿Recuerdas? Dijiste que querías llenar la casa de niños. Previsora, compraste una con cuatro dormitorios. "Que locura que una mujer tan hermosa, camino de los cuarenta, queriendo tener hijos, no los haya tenido ya" pensé. Y de repente me ví con cuatro hijos en esa casa infinita. Y volví a tener tu belleza en mi retina. Y me replegué en el sofá de la suite como un acordeón. Cerré los ojos queriendo que, al volver a abrirlos, hubieras desaparecido. Pero saliste del dormitorio enfadada, exigiendo que volviera a la cama. "No te merezco, déjame en paz, soy feo y tu eres demasiado hermosa, demasiado inteligente para mí" repetí. "Pero que dices, es mentira, venga, sal de ahí, vamos a la cama, hazme el amor" y tu naturalidad al decirlo, tus formas y tono, me confundieron de tal manera que terminé haciéndote caso por inercia, aunque no en todo, pues quien llevó las riendas y manejó los tiempos fuiste tú, casi como siempre. Y yo sólo quería estar donde tu estuvieras. Y a la vez quería huir para que no me hicieras daño. Y es esta sensación horrible la que me impedía respirar, la que me provocaba una ansiedad indescriptible. El climax no me calmó, tan sólo aplazó mi decisión, agotado por las sensaciones que en mí provocabas. Y por la mañana, mientras tu multiplicabas tu belleza en el baño, yo lloraba amargamente, mientras mi corazón se congelaba y escuchaba canciones destructivas. Y días después, cuando todo acabó, también lloré durante horas, consciente de que tuve una princesa entre mis brazos, que quería que viviera con ella en un castillo de perfección, y yo, asustado, preferí abandonar la fantasía, pues sus caricias y sus besos atormentaban mi alma de tal manera que eligiría la muerte antes que seguir viviendo con tal angustia. Porque, al igual que mi amor por ella no desaparecía, el dolor tampoco. Quizás si hubieras intentado entenderme, quizás si hubiera intentado entenderte, no tendría la condena en mi corazón de echarte de menos.
miércoles, 27 de abril de 2016
No te voy a mentir, restaste todo el amor y lo perdiste para siempre
"Cuanto amor destruyen las familias políticas, más que todas las infidelidades de las historia juntas" - Anónimo
domingo, 24 de abril de 2016
Saborear tus orgasmos
Hoy has venido y te he dejado pasar. Has venido a saborear tus orgasmos. A que te encuentre el punto que tu marido desconoce. Siempre te gusta que la primera copa de vino me haga efecto. Dices que resulto más divertido. Lo que no sabes es que yo tengo bastante tolerancia al alcohol, y a quien te desinhibe es a tí. A mi no me hace falta bebida espirituosa alguna para sentir felicidad horizontal, para alcanzar el perfecto ángulo de cuarenta y cinco grados. Entre cópula y cópula reímos sin parar, como si fuéramos adolescentes. Y eso que te estoy diciendo auténticas tonterías, que ni siquiera a mi me hacen gracia. Será la risa postcoital. Tras dos cópulas y más de media botella, comienzas a hablar del tamaño de mis atributos, aseguras que siempre quieres que me quede más tiempo dentro, aunque hayas llegado a los temblores finales, aunque hayas aprendido a saborear tus orgasmos, mordíendote el labio inferior. Después de la cuarta cópula de la tarde, me pides la quinta, porque no hay quinto malo, y yo te digo las ocho y media. Comienzas a gritar mientras te vistes "que no voy a llegar, que no voy a llegar", y yo al principio no te entiendo porque has llegado por lo menos tres veces. Por favor, no confundas a los vecinos con tus gritos. Además a que viene tanta prisa, tu marido no se chupa el dedo, el otro día seguro fue a por suplemento de cálcio a la farmacia y remitió un burofax a la catedral de Burgos -Previa a su visita anual- solicitando que reformaran la entrada, que dada la amplitud de su cornamenta no podía acceder al interior del recinto. Y tu deberías de hacer lo mismo. Lo del suplemento de calcio digo. Que después de que me enseñaras la foto de la amante de tu marido, esa que encontraste en su móvil, esa modelo de Torrelaguna, que tiene más curvas que el circuito de motos de mi pueblo, te hacen falta. No cariño, tu cuerpo es mejor, pero el suyo es nuevo, kilómetro cero. Al menos para él, huele a nuevo. Contigo ya ha dado la vuelta al mundo, y te conoce de arriba a abajo, pero no te preocupes, yo te llevo de viaje a Monte Orgasmo todos los días que haga falta. A veces he llegado a pensar que la gente se casa para tener amantes y disfrutar de ellos. Es un concepto retorcido del amor, pero el ser humano en eso es especialista.
viernes, 22 de abril de 2016
La primera equivocación fue besarte
"Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme
lo que hago por vosotros hacer podéis por mí...
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir!..." M. Machado
La primera equivocación fue besarte. Ahora lo sé. Porque el amor es ese veneno que sólo comienza a hacer efecto con la distancia, con el vacío que nos causa la ausencia del ser amado. Y yo ya siento que el corazón no me late más. No puedo mirar el brillo de las estrellas sin que las lágrimas recorran mi cara. Desorientadas, acaban en el suelo. Cuando la angustia se extiende por todo mi cuerpo, sólo puedo tumbarme en el suelo para evitar marearme.Y al cerrar los ojos, la imagen de tu cara me persigue, como una canción extremadamente pegadiza, de esa que llegas a odiar por repetición. Quiero olvidar esa sensación de amor rancio, triste. Quiero olvidar esa sensación de que estás cerca pero que no puedo tocarte. Día a día, se repite lo mismo. Platón consideraba el amor una enfermedad, y así lo siento, una gripe fuerte, un dolor plomizo. Las pulsaciones de mi corazón se aceleran por momentos y deseo echar a correr. De repente comienzo a acelerar el paso y cuando me quiero dar cuenta, observo como la gente me mira como si estuviera loco. Es un día de descanso, a donde va este pirado corriendo con camisa y zapatos. Tras unos minutos de Sprint paro en seco. Trataba de huir de la melodía de tu recuerdo, pero la llevo dentro de mí. Es terrible. De tanto correr me he adelantado a mi clase de recuperación de artes amatorias personalizada, aunque no creo que a la profesora le importe. Quiere darme un master para olvidarte de una vez por todas. Eso, o como dice ella, moriré en su cama. Casí preferiría esto último. "Llevamos años siendo amantes y nunca habías estado tan distraido". Mujer, como quieres que esté, me duele el amor. "Pues házmelo y piensa en ella, a mi no me importa, yo a veces pienso en mi marido también, la imaginación es así", A mi tampoco me importa que pienses en tu marido, ya casi lo conozco, de tanto que hablas entre acto y acto. "¿Que quieres decir? Cariño, no me toca desde hace meses, sólo lo hago contigo". Me da igual morena, Ahora sólo quiero que me des un orgasmo mientras miro tu hermoso cuerpo. A falta de medicamentos, dame cuidados paliativos. El amor y el deseo resultan a veces tan antagónicos que parece que vienen de planetas distintos. Apaga mi infelicidad. Enciende mi deseo. No hay tiempo para nada más.
martes, 19 de abril de 2016
No busques lo que se fue, busca lo que llega
Todavía no te conozco, pero se que serás el próximo amor de mi vida. Calmado mi deseo, puedo volver a amar sin confundir, sin mezclar. Sin necesidad. Buscar al amor envuelto en deseo es como comprar con el estómago vacío. Quiero escuchar un "Ten cuidado" y "llámame cuando llegues" como forma de decir te quiero. Esconderme contigo en un lugar donde el mundo no me encuentre hasta que, como la niebla al amanecer, nuestro amor se haya disipado. Saber que piensas después de una segunda copa de vino. Discutir sobre el nombre de unos hijos que no tendremos nunca. Contarnos secretos de juventud. Todavía no te conozco, pero se que serás la próxima que me parta el corazón en dos. Diré algo inconveniente e insignificante, que además no recordaré, tu lo elevarás a la enésima potencia y me mandarás a donde amargan los pepinos. Haré alguna estupidez que te incomode, sin intención y sin saber porqué, y mis lágrimas de incomprensión serán el capitulo final a nuestra historia. Olvidarás todos los momentos bonitos, todo el cariño y todas las caricias y las sustituirás por odio y falta de empatía. Investigarás los mensajes, celosa de que otras mujeres me lancen piropos cariñosos. Todavía no te conozco pero ya sé que eres la tarta más exquisita que mis labios probarán y que la quiero seguir degustando a pesar de que todos me digan de que eres dañina para mí, de que tu dulzura es tan exagerada que me hará daño. La opinión de los demás importa poco cuando tu felicidad está en juego. Todavía no te conozco, pero sé que tardaré meses en recuperarme cuando tu amor se apague, por tu mortal combinación de belleza y pasión bajo las sábanas, creadora de felicidad instantánea. Loco me llaman pues sabiendo todo esto me arriesgaré de nuevo a amar, pero sé que la vida se nos va entre lo que suspiramos y lo que no hacemos, la tristeza de la inacción y la cercanía de la muerte.
lunes, 18 de abril de 2016
La vida vale más que tú. El amor vale más que tú.
La vida vale más que tú. Ayer pisé el acelerador besando y sentí como si resucitara. Debe ser que para tener un subidón de adrenalina necesitaba fricción, caricias en la espalda, abrazar el cuerpo de una mujer de la que sólo conozco el nombre. ¿Sabes? Su marido no la desea, lleva meses sin tocarla y las flores, sin luz, se marchitan. Ella, vividora del cuento, se inventa un personaje dramático porque todas sus amigas dicen que tiene el marido perfecto y calla cuando eso oye, en vez de replicarlas que ella y su esposo han llegado a la fase de beso en la mejilla. Sabes lo mucho que me gusta el marisco, ella es mi almeja entre mejillones. Mi caramelo entre relación y relación. Hace dos años había puesto una cocina nueva en el chalet y la estrenó conmigo. Pocas cosas hay que me gusten más que hacer el amor en una cocina bien iluminada. Hoy en día hacen unas encimeras perfectas para la cópula. Tu tuviste la ocasión y la perdiste. Créeme, da mucho juego, sobre todo si el frutero anda cerca. Cuando la volví ayer nos besamos, como si sólo hubieran pasado unas horas. Me dijo que ya casi se le había olvidado el amar, y puse remedio enseguida. La vida vale más que tú, más que tus miedos, que tus agobios. Me dijo que no el ya no la quería. "Por supuesto que te quiere" dije yo. "Pero se quiere acostar con otras mujeres, los hombres nos cansamos pronto de tocar la misma piel todos los días". No se tenía que preocupar, para apagar el deseo ya estaba yo. Lo encendí y lo apagué varias veces, como cuando jugaba con la luz de pequeño. Siempre he disfrutando tocando botones y controlando energías. Creo que cuando descubrí el botón mágico de las mujeres, ese pequeño mando universal del placer femenino fue uno de los momentos más felices de mi vida. Dice que la ve desnuda y no le dice nada, y sin embargo yo no paro de decirle cosas. "Claro princesa, es que yo te miro y veo tu belleza, curvas donde perderme, pechos que besar. El te mira y ya no ve nada. Ha perdido su capacidad de soñar porque se conoce el mapa de tu piel de memoria, y sin secretos que descubrir, el deseo termina saliendo por la ventana". El suelo del Hotel tiene calefacción radiante, y cuando hicimos el amor me entraban escalofríos. La vida vale más que tú, pero he de reconocer que para llegar por tercera vez, estancado durante demasiados minutos en la meseta, y nervioso por querer quedar bien con mi musa y amante, me acordé de tí por unos instantes. Sólo necesitaba un empujoncito de excitación, no te creas importante. Porque la vida vale más que tú. El amor vale más que tú. Y gracias al placer he olvidado el tiempo que perdí contigo. Demasiado tiempo para alguien como yo, que tiene mucho amor que dar.
domingo, 17 de abril de 2016
Saborear sin sentir
Volvemos a amarnos en domingo, como siempre cada cierto tiempo, cuando cupido nos da un descanso y sólo queremos saborear sin sentir. Cuando tus viajes y los míos confluyen. Cuando soy libre. Y vuelvo a acariciar la cara más hermosa que jamás tuve entre mis manos. Nuestra pasión secreta, esa que no contamos ni a los amigos más cercanos por miedo a ser descubiertos. Me sonríes y me mientes. Mientes y me sonríes. Me cuentas detalles desordenados de tu vida, como si estuviéramos enamorados y siguiera tu día a día. Que vas a dejar a tu marido, que ya no haces el amor con el. Que hoy te dijo que se iba a El Atazar con unos amigos y sabes que es mentira, porque no madrugó, porque apenas se llevó todos los utensilios de pesca. Que lo único que pesca es una amante en Torrelaguna. Que le dejarías por mí, que algún día darás un portazo y no volverás a verle. Y de pronto las lágrimas brotan de tus ojos mientras aprietas desnuda tu cabeza contra mi pecho. "Eres tan bueno conmigo, no sabes lo mal que lo he pasado" y al escucharte mis nervios explotan. Necesito levantarme de la cama y trato de hacerlo con cuidado, entre besos y caricias. Te dejo hablando sola. Miro por la ventana. Sólo se ve la autopista: Domingueros que van a comprar el periódico, tomar el aperitivo y comer la paella del domingo con la familia política. Vuelvo a la cama, te beso en los ojos para calmar tus penas imaginarias, y vuelvo a entrar en tí. Te hago el amor despacio. Por favor, deja de hablar, por favor, deja de mentir, por favor, deja de inventar. Si fuéramos pareja al año y medio de hacer el amor nos hartaríamos el uno del otro. No lo pasas mal, tu marido te paga todos los caprichos, incluso el todoterreno alemán en el que hemos venido a este hotel. Simplemente quieres cambiar de muñeco porque te has cansado de jugar durante diez años con el mismo. Estás aburrida en una casa enorme sin hijos, y no puedes ni quieres renunciar a un mundo que te ofrece todo sin pedir nada a cambio. Vendiste tu libertad joven, convertida en una mujer florero, ese concepto que siempre odiaste. Pero cuando dejaste de trabajar porque el te lo pidió te advertí que pasaría. ¿Recuerdas la primera vez que te besé? Fue en las escaleras de la oficina, un sábado de hace muchos años. Somos amantes desde entonces. Y desde entonces me cantas la misma canción, intentas darme pena para convertir nuestros encuentros en una novela, buscando dramatismo romántico donde no hay amor. Te deseo, no te amo. El que te ama sin desearte es tu marido, no lo olvides. Y si no es así, es un gilipollas que no te merece. Lamo tu pequeña lengua hasta que se tensa y tu cuerpo tiembla, siento tu orgasmo acompañado de la mayor de las mentiras: Pronuncias mi nombre y dices que me quieres. Y yo, bajo el efecto del vino ignoro tus palabras y saboreo sin sentir, que es a lo que hemos venido.
sábado, 16 de abril de 2016
Cueva de amor, o de tristeza, que no es lo mismo
Me intentaste cortar las alas, a mi, soñador profesional. Y claro, no te funcionó. ¿Acaso no resultaba una ambigüedad que pronunciaras palabras de amor y que coartaras mi libertad? Por supuesto que sí, porque no era amor sino egoísmo, intentar transformar unas costumbres y un carácter forjado a lo largo de años de felicidad en tu ausencia. Un buen día, recordé aquel burro atado en una cueva de Petra. Dicen que cuando llegas a Oriente Medio descubres muchas cosas en muy poco tiempo. Aquel animal llevaba sin queja alguna decenas de turistas bajo el sol del desierto. Yo no monté, sólo lo acaricié y le hablé en voz baja. Me entró una tremenda congoja por su triste existencia, esos temblores que parecen acariciar el corazón sin saber porqué. Condenado a llevar una carga no elegida durante todos los días de su existencia. Las heridas por ti causadas, tu enorme crueldad, de la que tu mente no parecía ser consciente, se convertían de igual manera en una losa sobre mis hombros. Y para curármelas, por falta de material, tuve que quitarme la venda de los ojos. Soñador, te creía el amor de mi vida, y ahora sólo eres un mal recuerdo, un tachón en el diario de mi vida. Tendrás que buscar a otro al que meter en una cueva y dejarlo allí atado, listo para cuando quieras jugar con él. Eso son tus conquistas, hasta descubren tu locura y logran escaparse, galopando por la libertad del desierto, camino de una muerte segura. Afortunadamente cuando todo acabó, no nos rodeaba un peligroso desierto y alguien me transplantó los órganos que destruiste. Volví a ser yo. Reconocí en mi, de nuevo, mis virtudes y mis defectos y me alegré como nunca de estar vivo. El amor, ese productor de felicidad a intervalos, tiene demasiada fuerza para aquellas personas que tratamos de razonar cada segundo de nuestra existencia. Ah no, que yo soy un soñador. Olvida lo que dije. Para mí el amor tiene la fuerza perfecta, pues soy pasión, y la pasión no se puede atar ni ocultar en una cueva para el diverti-miento de nadie.
jueves, 14 de abril de 2016
Repiqueteo de Campanas, pulso del amor
"Tres heridas
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor" (Miguel Hernandez)
Ignoro tus llamadas porque tengo la fuerza necesaria para sobrevivirte. Para sobrevivir tus mentiras, tu miedo a vivir, tu dependencia. ¿Sabes? Las campanadas de llamada a funeral son lentas, tristes, oscuras. Pero las llamadas para celebraciones de vida son rápidas, como el latido del primer amor. Jamás me he arrepentido de amar, y al terminar, he sentido un descanso mental y físico inexplicable. Sólo la ausencia de belleza ha producido campanadas lentas en mi corazón. Así que aléjate de mi, si no me amas con locura. Yo no soy la causa de tus desgracias, lo eres tú sola con tus acciones. Si te haces heridas en el corazón, que te las curen tus substitutos de amor. Yo no soy segundo plato de nadie. Afortunadamente, la edad suele acabar con las personas malas antes, pues la naturaleza en su sabiduría decide quien no merece vivir, y así va eliminando las personas-deshecho, esas que, por pura existencia, molestan. Mi amor y pasión por la vida me dan la fuerza para respirar por encima de ellos, apenas percibo su olor. Enterrado tu recuerdo, es fácil seguir viviendo. Decías que no sabía ver el gris entre las líneas, pero si hay algo que se distinguir muy bien son las gamas entre el blanco y el negro. Tu eres una persona gris, así que por favor no me eches la culpa de nada. Adoro la libertad y la vida, dos conceptos que tu jamás entenderás, encerrada en tu propio mundo, dependiente de personas a las que crees importar, y que sólo te utilizan. Una vez lo dijiste, envuelta en una pesadilla nocturna, después de hacer una lista de la compra entre parpadeos rápidos. Dijiste que la única persona que de verdad te amaba sin pedir nada a cambio era yo. Y en ese momento, era verdad. Pero no soy como tu crees, así que mejor bórrame de tu Samsung de pija de extrarradio, destructora de sueños, vete a destruir otro de tus muñecos de amplia colección. Vete a despertar sentimientos con tus pecas, peca despertando sentimientos. Liberal para lo que quieres, conservadora para lo que te interesa, pronunciaste tantos te quiero que, a la fuerza, tenían que ser mentira.
martes, 12 de abril de 2016
Olvido los bostezos que tu amor me provocó
Cuando fuí a vivir sólo, recien cumplida la mayoría de edad, tenía más libros que comida en la nevera. Aquella navidad de fin de siglo cené un plato combinado casero con carne de avestruz, que era lo único que quedaba en el supermercado del barrio. He olvidado el único día de mi vida que pasé hambre en Navidad. Fue junto a tí. He olvidado los bostezos que me provocaban los sitios deprimentes y tus muertos vivientes. Fue junto a tí. No sé lo que me hace rechazar el catetismo rancio, pero es algo que me produce sopor desde que existo. Y tú en vez de huir de el parecías querer acercarte. Te lo voy a explicar. He sido educado en Alemania. A los ocho años sabía distinguir si una sinfonía de Mozart había sido compuesta en Praga o en Viena, tan sólo al escucharla. Leí a Kierkegaard, Nietzsche, a Rand y Orwell de niño, sin entender una palabra, y al crecer, los entendí de golpe. Que Hijos de la Gran Puta. Tuve una de mis primeras erecciones al leer El amante de Lady Chatterley. El libro estaba subido, como otros tantos, a la estantería más alta del salón, con prohibición expresa para no ser leídos. Recuerdo muchas de las sesenta y siete lunas de júpiter: Europa, Io, Calisto, Carme, Amaltea. Descubrí la física cuántica muy pronto, y, como analogía, no me cansaba de decirle a los adultos que siempre había más de un punto de vista, que vivían equivocados. "Ya está este niño diciendo tonterías" decían. El único que me escuchaba era mi abuelo, asintiendo de vez en cuando. Nunca supe si era por su mentalidad de ingeniero, porque todo aquello comparado con sobrevivir una guerra y criar a cuatro hijos le parecía distinto o sencillamente por amor de abuelo, sin entender una palabra. Poco importaba, mientras produjera el efecto pigmalión. Cuando me compraron un telescopio y acampábamos en lugares donde no había contaminación lumínica, a menudo rodeados de animales salvajes, empezó mi fascinación por la Luna, por Marte, por Alpha Centauri. ¿Que son cuatro años-luz para la imaginación de un niño? Yo quería viajar allí. Así que con personas normales -sin ánimo a ofender a nadie- comprenderas me aburro soberanamente. Pero con aquellos profesionales del catetismo rancio, negativistas, amantes de la zona de confort desde el nacimiento hasta la tumba, que se jactan de apenas haber viajado, aquellos cuya imaginación no vuela cada tres minutos y medio, aquellos me superan. Me parecen seres despreciables, decrépitos, malditos. Afortunadamente me dejaste y eso me garantiza no tener que soportar tanto retraso mental voluntario y tanta negatividad. Y por eso vivo cada día alegrándome por tu ausencia, olvidando bostezos, redescubriendo la felicidad.
lunes, 11 de abril de 2016
Cuando pidas perdón no te olvides. No sabes amar
Cuando pidas perdón no te olvides de los besos que diste y no debiste dar. De la palabra dada, la tuya, esa que no vale nada. Cuando pidas perdón no te olvides de los compromisos adquiridos, esos que rompiste con tu actitud pueril. Cuando pidas perdón olvida que te perdone. Ese privilegio sólo lo tienen las hermosas y tu careces de todo atisbo de belleza. Serás desgraciada por siempre, vivirás en soledad que es lo que más acorta la vida, lo que la hace insoportable. Cuando pidas perdón no olvides que nadie te quiere, pues eres esclava de muertos en vida, de carne maldita y en estado putrefacción, incapaz de marcar tu propio destino, y, cuando tus amos mueran enloquecerás cual perro. La libertad es algo muy difícil de manejar, no está al alcance de todos, tu prefieres ser mangoneada por amos que tu crees justos. Cuando pidas perdón no te olvides de tu fealdad, de que tus facciones, tus dientes vampirescos ahuyentan a los hombres antes siquiera de que abras la boca. Cuando pidas perdón no te olvides que el camino que has elegido no tiene marcha atrás, y que es el que te corresponde por tu físico, fiel reflejo de tu alma. Cuando pidas perdón no te olvides de contar todo tal y como fue, tu egoismo, tu falta de madurez y tu caracter autodestructivo. Cuando pidas perdón no te olvides: No sabes amar. Pero tu estrategia de caza quizás entre las criaturas de la noche te funcione. Emborracha algún desgraciado y quizás pasada la madrugada consigas que te confunda con una mujer. Cuando pidas perdón ólvidame. Careces de fibra moral, eres lo que el tungsteno al oro. Y yo no quiero volver a oír tu nombre, ni de día ni de noche.
domingo, 10 de abril de 2016
La vida se nos va, los amores distintos como estaciones
Desperdicias tu tiempo y mientras la vida se nos va. Yo no tengo tiempo que perder. Me encanta hacer el amor. ¿Por qué voy a estar un sólo día sin abrazar un cuerpo, sin estar dentro de una mujer? ¿Acaso hay algo más hermoso en el mundo? Tu cuerpo es distinto al de las demás, pero es que ahí está la gracia, cada monte, cada pliegue, cada rubor de piel es nuevo, como jugar una partida desde el comienzo, como una nueva estación, como abrir un libro, leerlo despacio y sentir como te enganchas a su argumento. Como contar tus pecas al amanecer mientras murmuras envuelta en los brazos de morfeo. Como frotar la parte anterior de la lenguecita escondida hasta que vibre todo tu cuerpo. Como descubrir por un instante la conexión de la vida con la muerte, olvidarme de tu nombre y no recordar la belleza de tu rostro. Hay miles de personas que siguen en la misma estación toda la vida, esperando un tren que no llegará nunca. Viejos, decrépitos. idiotas. Me he acostado muchas veces con mujeres mayores que yo, mucho más mayores. Ellas afirmaban ser jóvenes, incluso habían nacido muchos años después que yo, pero eran viejas, decrépitas, idiotas. No hay nada más viejo que no saber disfrutar de la vida, disfrutar del propio cuerpo, cumplir los sueños que se tienen despiertos. Parecían querer aplazar la felicidad, pero sólo aplazaban su misera existencia. Una de mis amantes recurrentes, a la que llamaba entre relación y relación, vino un día con muchísima prisa. Tras cerrar la puerta, se iba desvistiendo por el pasillo. "Me muero, apenas me queda un soplo de vida" me dijo con tono suplicante, mientras se echaba al suelo, esperando la acción. Me pidió que le hiciera el amor deprisa, que se moría, que llegara cuando tuviera que llegar. Y tras varias peticiones de aceleración, así lo hice. "Era una fantasía" me confesó minutos después, aún jadeando. "No me estoy muriendo". Yo no contesté. Era una amante, no una novia. No le debía conversación ni ella a mí. Pero ella terminaba siempre forzando la conversación, que resultaba siempre simple, vacía, innecesaria, hasta que yo pronunciaba su nombre, en tono de petición. "Vale, me callo". Cuando el mástil volvía a estar en posición, volvió a la carga, aunque esta vez más despacio. "Joder, que bien lo haces, ¿cómo no tienes novia?" No le iba a contar mi historia habitual de nuevo, ella ya la sabía. Siempre terminaba proponiéndome que fuéramos novios. Le explique que eso acabaría con la pasión, la misma que hacía que cada dos años aproximadamente nos dedicásemos amor mutuo. Que la pasión dura muy poco, se va, languidece. Que un día despiertas y te preguntas "¿Quien coño es esa mujer y que hace en mi cama?". Y ella asentía en silencio. Sin contar el pequeño detalle de que estaba casada y no se quería separar de su marido. Se hallaba sin fuerzas de abandonarle. Una vez alcanzado el nivel de vida Pozoleño, nadie quiere bajar de él, ni por todos los mástiles del mundo. Pretendía presentarme a alguna amiga. Por supuesto me negué. Son viejas, decrépitas, idiotas.
viernes, 8 de abril de 2016
Acorta la distancia entre los labios
Así que te entra el agobio y la cuenta la pago yo. De lo que te suceda yo no tengo la culpa, y para incumplir promesas ya están los políticos. Si tienes miedo a vivir, no vivas a mi lado. Si tienes miedo a amar, no digas que me amas. Soy una persona compleja. Tu eres una persona acomplejada. Necesitas seguridad por donde caminar, triste. Yo ando por lugares desconocidos disfrutando de las vistas, feliz. Al amar sólo le pido lealtad, que es algo mucho más profundo que cualquier compromiso. Y no todas las personas están dispuestas. Así que acostúmbrate. No preparo desayunos. No me despierto de buen humor. Grito sólo desde lo alto desde una montaña, súbela conmigo. Para mentir no vengas a mi vida. En mi modestia me considero un artista de la palabra, así que me las conozco todas. Encuentra a alguien a quien impresionar con ellas. Agita mi vida, hazme sentir como si estuviera leyendo un libro y de repente no supiera porque página voy, ni si es de día o es de noche. Se describir lo que siento haciendo arte, el arte del amor o el escrito y apuesto fuerte por el amor, a veces parece que me lo juego todo en una frase. Quiero ver tu arte en primera fila, sin más espectadores. Arriésgate, equivócate, vive. Acorta la distancia entre nuestros labios, pero mantén tu libertad. Tengo mala memoria, haz que no me olvide de tí. Tan sólo te pido lealtad. Ya se que es mucho. Que seas tú. Que cierre los ojos y te imagine sólo a tí. Que parezca que has sobornado a todos los poetas del mundo, que todas las poesías me recuerden a tí. Yo sólo doy prioridad a quien me la da. Sino soy tu último pensamiento antes de dormir y el primero al despertar, no me hagas perder el tiempo. Hay alguien a quien haría muy feliz y tu lo estás impidiendo. Tengo cicatrices en mi cuerpo, pero las olvidaré si conviertes las horas en minutos (o si encuentras un sólo defecto a Love of Lesbian) Quiero que liberes en mí tanta dopamina que tengan que declararte ilegal. Que no olvide el olor de tu piel. Que mi paz sea sentarme contigo en silencio. Que me recuerdes a alguien que conocí en otra vida. Si no eres capaz de todo eso, el mayor acto de amar que me puedes dar es desaparecer (de manera dramática y falsa, como toda tu existencia) Pero por favor rápido, la chica de mi vida me está buscando. Y ten cuidado de contar todo tal y como fue: Tus falsas promesas, tu mentiras y tu dramatismo. Sino puede que escriba sobre tí.
jueves, 7 de abril de 2016
Sinceridad y Cobardía matando el amor
Hasta hace poco estaba perdidamente enamorada de cada uno de tus mocos, de cada uno de tus pelos de la nariz, de tus cejas y de tu culo, de cada pedo que te tiras en la cama cuando duermes a mi lado, de cada calva en tu cabeza, de cada pliegue graso y suave de tu piel, de tu sarcasmo e ironía... Absolutamente enamorada de tu mirada verde perdida, de cada uno de tus no-gemidos, de cada palabra que no te entiendo en vete a saber qué idioma de los muchos que dominas... Enamorada de cada uno de tus viajes y recuerdos, de las arrugas de tu ropa en las perchas de mi/nuestro armario, de cada una de las imágenes de ti en la cama, en la ducha, en la piscina, paseando desnudo de cada una de las habitaciones que hemos compartido... Enamorada y convencida de tus promesas de futuro, despistes y mordiscos en mi cuerpo, de cada blog leído y no leído en que has participado, de cada canción que me has cantado sin voz, de tu dolor acumulado ante la ausencia de abrazos de tus padres, de tu ternura y pasión, a veces mal entendida... Enamorada perdidamente de los nombres de nuestros niños y de cualquiera de tus tonterías"
"Estimada conocida,
Te escribo para no escribirte más. No quiero cruzar ningún puente que me lleve a tí. Y sí, sé que me fuí sin tan siquiera decirte adios. Pero estar contigo es como estar al borde de un abismo constante, de sentimientos encontrados, de vivir con miedo a tus palabras, desbordado por tu inteligencia, agotado por tu santa voluntad y tu provocadora actitud pueril. Provocabas en mi un dolor interno que no desaparecía ni con tu presencia ni con los orgasmos tan maravillosos que me provocaste. El primero de ellos, debido a tu belleza, casí al entrar en la habitación, pues la belleza produce un placer permanente. En tu caso se le unían angustia y congoja. Y miedo, mucho miedo a que llegue a enamorarme tanto de tí que en el momento que aparezca otro Macho Alfa me abandones y destroces. Y sin embargo tu círculo vital es muy restringido, vives en un mundo muy pequeño, envuelta en tu atmósfera de confort. Y yo, que soy de viajar al fin del mundo con lo mínimo y vivir aventuras que otros sueñan, me sentí enjaulado. Quizás soy un cobarde, pero no quiero sentir la necesidad de suicidarme por un corazón roto. Quiero sentir sin dolor, vivir sin angustia. Sentir seguridad al amar, no vivir en una constante montaña rusa. Y ser feliz. Sobre todo, ser feliz. Quizás pido demasiado, pero mientras tanto, cuídate"
martes, 5 de abril de 2016
Prácticamente amar
Cuando el amor se tiene que ir, se va. Ya me cansé de buscar sentimientos que perduren en el tiempo. Muchas veces sin previo aviso, sin argumentos, sin discusión previa. Desaparece como apareció, de forma mágica, misteriosa. Sino fuera por el vacío que deja en mi interior, ni lo notaría. Al principio, en mis primeras relaciones, pensaba que era una perdida de tiempo. Luego aprendí a disfrutar cada bocado, cada beso, cada instante como si fuera el último y me olvidé. Veo amigos solteros preocupados por el gimnasio y la dieta, que quizás abandonarán cuando lleven unos años con sus parejas. ¿Tiene sentido tanto esfuerzo para una persona que todavía no conoces? Ya me cansé de amar a parejas futuras previamente. Si voy al gimnasio es porque quiero. Peso lo que tengo que pesar para mis casi dos metros de altura y probablemente las mujeres que atraería si pesara menos no me atraerían a mí, por ser superficiales, de contenido vacío. Nací con cierto don de la palabra, capacidad de análisis e inteligencia. Soy el Rey del chiste malo. Y por eso enamoro, o quizás no. Que más da. Antes pretendía seguir cierto camino en la vida. Cuando ví que todos mentían, que se autoengañaban con falsas promesas, decidí ser feliz. Y quien no haya entendido que lo mejor para uno mismo es ser feliz, no ha entendido la vida. No se si seré padre. Si encontraré el amor de mi vida, o si ya lo encontré y lo perdí, y me da igual. Amar es un placer, Viajar es un placer, Comer es un placer. Todo lo demás, es tiempo de relleno, como los anuncios en una película. No voy a renunciar a perderme por playas infinitas y lugares mágicos. No voy a renunciar a una comida exquisita salvo por propia supervivencia. Me da igual donde y con quien vivir, y si algún día vuelvo a vivir en pareja será para poder hacernos felices mutuamente, viajando, comiendo, amando, o no será. Sabiendo esto, lo único que hay que procurar es reducir los tiempos de relleno. Esto se consigue riendo al máximo. Todo lo demás es un mundo de mentiras, o bien un mundo que no entiendo y que no funciona para mí persona. Redescubriré quizás cada domingo lo hermoso de mirar un bello cuerpo mientras duerme, que produce esa sensación de ternura que embriaga, abrazarla mientras no abre los ojos, comenzar la mañana con besos y sentimientos que inviten a soñar. Quizás amaré a una mujer con locura y lucharé para que eso perdure, pero mientras tanto, enamoraré preparando tartas de zanahoria.
viernes, 1 de abril de 2016
Piel, labios, sentimientos
A mi que. A mi que amor ni que. Se cambia una piel por otra y listo. Si los labios eran delgados, otros más gruesos vendrán. Cerrarse a nivel de sentimientos. Amar hacia dentro, para que ese estado de estupidez transitoria no se contagie. Que fácil es engañarse a sí mismo. Que fácil amar y dejar de hacerlo cuando la belleza no te entra por los ojos. Pero cuando una belleza atrae y enamora, estás perdido. Deja de pensar en esa chica del reencuentro. Fue una casualidad, por el centro de la ciudad pasa todo el mundo. No pienses en el destino. No pienses en amarla hasta en el infinito. Ahora es demasiado bella y tú no. Si juegas de nuevo a ponerle mesa y mantel te harás daño. Y ella seguirá paseando por las calles, porque para ella serás uno más. Si la seduces ella marcará el ritmo y te destruirá. Huye. Estás a tiempo. Corre. ¿Pero que estás haciendo? No en su dirección estúpido, en dirección contraria. No la saludes. No eres del barrio. Va a notar que es la tercera vez que pasas por aquí, y te preguntará. ¿Que le vas a contestar? ¿Que sólo pasas por aquí para coincidir con ella? Que patético. Huirá de tí como si estuvieses loco. Y eso que la loca es ella. Ya la estás viendo como el amor de tu vida. Y no lo es. Esa mujer no. Ni de tí ni de nadie. No quedes con ella. No, no y no. La última vez que quedaste con ella te enamoraste, y ella tenía novio. Que no tenga ahora tan sólo va a provocar que te destroce el corazón más tarde. ¿Que haces contándole de nuevo tu vida, como si no te conociera? ¡No la hagas reir! Ahora la has medio enamorado. Pero no del todo. Ha vuelto a ofrecerte habitación de hotel, ¿Ves? Nunca quiere llevarte a su casa. Al menos paga ella.
Te echaba tanto de menos, eres tan hermosa, la piel más bonita que jamás han rozado los labios. Me llamas "mi chico", me abrazas y quiero morir. Acariciar tu melena hasta morir. Mirarte hasta morir. Me encanta hacerte el amor sin cerrar los ojos, porque es una delicia y porque sí. ¿Sabes cuantos ángeles están enfadados conmigo, porque en vez de soñar con ellos sueño contigo? Y el tiempo pasa rápido, la noche cae y nos unimos una y otra vez por el poder de la atracción. No te vayas. Que sí, que me tengo que ir. ¿Pero a donde vas a ir en medio de la noche? No te preocupes, tu descansa, duerme tranquilo. ¿Dormir tranquilo? Sí. La habitación está pagada. El minibar estaba incluido en el precio, tómate lo que quieras. No, no te vayas. Adiós.
Te avisé. Te avisé, te iba a hacer daño. Ellas siempre lo hacen. Y esta está especialmente loca y hermosa. Es una combinación fatal. Lo sabías y entraste en el lado oscuro. Ahora, gime, llora, borracho de amor, desnudo, frágil. Tápate con el edredón como si eso te salvase. El fin del mundo puede llegar, tu estás cubierto por el edredón. ¿Como echar de menos a alguien tan profundamente, si acaba de salir por la puerta? No es por su ausencia, es porque sabes que no la volverás a ver, al menos en mucho tiempo. Si no fuera tan bella, si no te hubiera entrado por los ojos, y de ahí directamente a la gestión íntegra de tu corazón, a encadenarse a tus recuerdos de manera infinita, no sufrirías tanto. Pero sufres. gimes, lloras, borracho de amor, desnudo. frágil. Sin poder olvidar.
A mi que. A mi que amor ni que. Se cambia una piel por otra y listo. Si los labios eran delgados pues se cambian por otros más gruesos. Cerrarse a nivel de sentimientos. Amar hacia dentro, para que ese estado de estupidez transitoria no se contagie
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