Fue un placer no llegar a nada contigo: No llegar a pedirte matrimonio, no tener que discutir por la custodia de los hijos, no sufrir inútiles discusiones de adultos. Tú ignominia y tu comportamiento pueril impidieron que fuéramos más allá, y me alegro. Me veía llevando la casa, las finanzas y los hijos yo sólo, dada tu inutilidad. Eres probablemente la persona menos práctica que he conocido en mi vida, y aún me río cuando descubrí que tu amor por la procastinación tenía una base supersticiosa. Supongo que todos necesitamos una religión: Es algo que nos humaniza y nos ayuda a sobrevivir. Si hubiera continuado contigo me hubiera perdido lo que estoy viviendo, los besos, los abrazos, el cariño y el sexo. Todo lo que me merecía y tu no me dabas. Así que me alegro, me alegro que la felicidad no fueras tú. Sólo espero que no mientas al próximo, que le digas quien eres y de lo que eres capaz, que es mucho, pero nada bueno.
Es mucho pero nada bueno. :)
ResponderEliminarFue mucho, pero nada bueno Joaquín. Afortunadamente, ya no volverá a suceder.
ResponderEliminar