Las malas rachas son a menudo resultado de nuestras acciones. Existen personas que culpan a los demás o al universo, pero generalmente es la falta de capacidad para tomar buenas decisiones la que nos lleva a nuestro destino. Algunos creen que se merecen más, pero la falta de humildad y la negatividad de sus pensamientos conduce a drama en sus vidas. Asimismo, pienso, somos el resultado de nuestros pensamientos: Si piensas de manera fatalista y dramática, obtienes fatalidad y drama. Si por falta de humildad piensas que te mereces más reconocimiento profesional o personal, la vida te pone donde verdaderamente te corresponde, siempre inferior a tus expectativas. Las personas hirientes viven vidas horribles, Las proabortistas se asombran cuando luego no pueden tener hijos, los engaños siempre producen sufrimiento al mentiroso, las personas que prometen e incumplen perplejas se quejan cuando el karma les toca a ellos. Si haces daño a quien te quiere, cuando tu ames no te querrán. Puedes ignorar la realidad, pero no el resultado de ignorar la realidad. Las malas rachas deberían ser más bien un momento de instroprección, de exigir menos a la vida y a los demás, de asumir imperfecciones, de bajarnos de nuestro propio pedestal, de comernos el orgullo, de no creernos tan guapos ni tan listos, sino simplemente humanos.
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