lunes, 1 de junio de 2020

Amor en el desierto


Puede que pedir amor a quien no es capaz de darlo sea predicar en el desierto, pero me descubriste que es un lugar tan bueno como cualquier otro para esperar milagros: Un terreno yermo que en determinados momentos florece con intensidad, como una sorpresa, como un regalo. Y es esa persistencia, ese no perder la fe, lo que hace que la espera merezca la pena. Así me devolviste la esperanza de ser feliz tras momentos de tristeza, apreciar las pequeñas cosas: Los abrazos, los sonidos, las miradas cómplices, todo de lo que nos olvidamos cuando pensamos que nuestra vida está escrita, y que la persona que amamos estará siempre con nosotros. Enamorarme con tus palabras, disfrutar de tu silencio, adorar tu piel, reír por cada abrir de tus ojos con ese asombro que me enternece y me hace soñar.

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