Despertar de la manera más maravillosa posible: Deshaciendo la cama entre bocanadas de aire y dormitar de nuevo, esperando a que el sol de mediodía con su fuerza devuelva a nosotros los amantes al mundo de los vivos. Tu sabes darme la energía para que aprovechemos cada segundo de luz, cada instante de claridad. Nuestros cuerpos hacen el resto. La felicidad son esos minutos entre respiración y respiración. Siento que me miras y que sonríes con los ojos cerrados. Y la intensidad de nuestro amor acorta los minutos. Las manecillas del reloj van muy rápidas, entre conversaciones secretas de enamorados. Parece faltarnos más el tiempo que el aliento. Hace unos minutos era mediodía, y ahora parece que te conozco desde el comienzo. Pronto oscurecerá y la ansiedad hará acto de presencia, consciente de que las almas se entristecen por la ausencia de la persona amada. Pronto oscurecerá y no te tendré entre mis brazos, pero cimentaste mi corazón, perfumaste mís sábanas con tu esencia y ya no duermo sólo, sino con tu recuerdo, mientras tanto las manecillas del reloj vuelven a ralentizarse, esperando la unión de nuestros labios para volver a esprintar.
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