jueves, 25 de noviembre de 2021

Slottsträdgårdens cafe, Malmö


Dentro de lo inhóspito que resulta Suecia en general y Malmö en particular, el Slottsträdgårdens es de agradecer. Sobre todo para los que amamos las terrazas con jardines y el buen café. Pese al abrigo de tus abrazos, El gris otoñal y el viento helado nos recuerdan que aquí las estaciones son de verdad, que Suecia está más al norte de lo que aparece en los mapas, aunque por el aspecto de sus habitantes Malmö parezca más una ciudad de Oriente Medio con mucho frío.  Sus habitantes van más abrigados de lo necesario y te cuentan historias de huidas hacia el norte. Muchos no huyen sino de sí mismos y por eso acabaron aquí, intentan casarse con alguna sueca cuarentona, alta y divorciada como segunda oportunidad en la vida. En sus países tenían una vida tranquila, pero aquí la tienen distraída y con cheques-colegio. Es difícil entablar conversación con los lugareños incluso para mí, pero no con ellos, deseosos de hablar de sus guerras, vidas que cuesta imaginar en una sociedad acomodada como la nuestra. Hablan de sus vecinos, de la familia que dejaron atrás. Ellos veían desde la distancia el sufrimiento ajeno y pudieron elegir dejar de hacerlo. Primero, elevando risas que escondían su tristeza. Después, (a)pagando la verdad diaria montándose en un avión. Que el amor no se puede encontrar en latitudes tan frías es algo que constataron después. Pero ya les daban segundo idioma a los hijos en el colegio y les daba pereza volver. 



 

2 comentarios:

  1. Estuve en Copenhague y me pareció una ciudad muy vital, un poco impostada eso sí, a Malmö no llegué a cruzar, creo que los suecos son más frios y miran con superiorididad a los daneses como sureños. La naturaleza humana es migradora y mestiza, es nuestro adn desde que abandonamos el rincón de África de nuestros ancestros, pero paralelamente hay algo que nos impulsa a sentirnos extranjeros allí donde no están los recuerdos de nuestra infancia, la lengua de nuestra niñez y el Sol de nuestros primeros veranos.

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  2. Malmö es una ciudad industrial, oscura, peligrosa y con mucha emigración. Nada que ver con Copenhague.

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