Para cuando despiertes, serás melancolía en mis sueños. Serás bondad infinita y camino por recorrer. Tus caricias serán recuerdos que dan sentido a mi vida, magia de tus dedos que pervive en la memoria de mi piel. Tus palabras, susurros de amantes eternos que rellenan los silencios de noche.
Para cuando despiertes, yo, sin visitar todavía el mundo de los vivos, estaré reviviendo la última imagen que tuve de tu cuerpo, el arqueo de tu espalda provocado por el espíritu del amor que te posee y que de felicidad te colma, los besos que paran el reloj de mi corazón.
Para cuando despiertes, la luz cegadora acompañará tu mañana, mientras a mi me acompaña el brillo del amor de dieta variada, alimentando presencias, caricias y ausencias. Todas tomadas varias veces al día y en pequeñas cantidades, no sea que tengan celos y rompan la perfección de nuestro querer.
Para cuando despiertes, yo te seguiré echando de menos entre ensoñación y ensoñación, cuando mi mano busque tu cuerpo y no lo encuentre, cuando mis labios busquen los tuyos y sólo entretengan el aire, cuando, al respirar, me falte tu aliento. ¿Aliento o amor? Da igual, no puedo vivir sin tu presencia como no puedo vivir sin aire.Ya deberías saberlo
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