lunes, 2 de agosto de 2021

Buenos y el amor

 


Todos somos los malos en una historia mal contada. Todos somos los terribles, los crueles, los faltos de empatía. Pero eso también depende del contrario: De su grado de tristeza, apatía o alegría, tenga o no tenga ganas de vivir: Cuando más vacía y más dentro se encuentra esa persona, más crítica (y destructora) será con sus palabras. Así que todos dependemos de la capacidad del contrario para inventar o reinventar, nos importe o no. Estuve con una chica  para la que todos sus antiguas parejas eran poco menos que personas terribles, que no la cogían de mano en público o que no la presentaban  a sus amigos por vergüenza. No tenía ni un recuerdo bonito de ninguna de ellas, ni una sola palabra amable. Lo que más me indicaba con que clase de persona me estaba relacionando es que ella decía querer mucho a sus amistades, pero no paraba de juzgar como llevaban sus vidas: Por supuesto su odio a los hombres eran tal que todas sus amigas eran unas santas y todos los novios de estas unos seres egoístas estúpidos incapaces de criar hijos. Con el tiempo descubrí que los defectos que ella más citaba era los que ella misma tenía. Se descubre como es una persona verdaderamente viajando y gestionando dinero: Funcionaba básicamente en base a impulsos, sin orden ni concierto. Hace tiempo aprendí que quienes critican tanto la vida de los demás no es porque ellos crean que su vida es mejor, es porque no tienen lo que otros tienen. Va más allá de la envidia, es tristeza e incluso depresión: Un dolor que no pueden describir con palabras, y en mi corazón solo pueden habitar alegrías.

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