Amor y pasión distintas

Podría haber sido un viernes cualquiera, pero fue el día que me salvaste de mi mismo. Con el corazón todavía encogido por un amor no correspondido me diste todo el cariño que ella no supo darme, y recibiste todo el amor que ella menospreció. Era mucha transacción, eran besos que nos debíamos desde siempre. Y descubrí lo que ya sabía: Que fuiste la razón por la que la palabra sexo fue inventada, esa mezcla de suave pasión desenfrenada que ni en mis mejores sueños imaginé, que verte desnuda es un regalo para la vista y que hay personas destinadas a conocerse biblicamente. La noche fue perfecta hasta que te convertiste en cenicienta, y al despertar, con tu ausencia, solo fui un hombre agradecido por la felicidad que me entregaste. Pronuncié un te quiero como un susurro inaudible y volví a dormirme, por si andabas en mis sueños. Allí seguro que nos volveremos a encontrar, y la calidez de tu mirar me hará olvidar todas las penas del mundo.