miércoles, 4 de enero de 2017

Amor de Brujo



Siempre me han criticado por viajar mucho. Yo respondía que tan sólo buscaba la belleza, esa belleza que produce felicidad permanente, la del conocimiento, la de la razón, un paisaje distinto, resolver una adivinanza a cada paso, estar dentro de tí en la soledad de un campo infinito. Me conformo con imaginarte, escuchar tu risa, la que me conquistó el primer día que te ví. Me basta con dejar a un lado los malos pensamientos. Me basta con el hechizo de las yemas de tus dedos. Me basta con la dilatación de tus pupilas. Cuanto complicamos el amor, cuanto soñamos con lo que no tenemos cuando no lo tenemos. Y persistir en esa equivocación es lo que nos lleva a la tristeza. No sé a donde me llevaré el recuerdo de tus mordiscos. Ahora mismo estoy en un tren camino a tus besos. A la incertidumbre de todo viaje, añado tu marca. Cada caricia, cada pequeño mordisco dejó en mi una huella imborrable, que me confunde al cerrar los ojos. Y vuelvo a por más, a por la fantasía de ver como se curva tu cuerpo. A los susurros de medianoche, a las bromas privadas. Al madrugar sin tener porqué. ¿Sabes? El verde y el azul son mis colores favoritos, porque representan la libertad de perderme por bosques y montañas. Por eso tu recuerdo es belleza, y te veo allá donde voy. En mi imaginación, nuestros cuerpos siempre están a la distancia perfecta para mirarnos a los ojos y dedicarnos palabras de amor sin hablar, parando el instante en el que mi mano es besada tras acariciarte. Solos tu belleza, tu naturaleza y yo. 


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