Siempre quise vivir una navidad de película, como las mejores de mi infancia: Familia, árbol, regalos, despertar medio dormido afirmando que han llegado los reyes magos, que los escuchaste de madrugada. De adulto siempre me tocó una navidad distinta, la que yo elegía, que siempre giraba entorno a la atracción: Nunca estuve solo en Navidad, siempre con el amor de una mujer como protagonista: Eso condiciona, también, la visión de nuestros recuerdos. Dicen que el secreto para vivir muchos años es hablar con otros: Seré inmortal. La clave es, al parecer, hablar con el portero, con el cartero, la recepcionista del hotel. Como si el mundo que habitamos fuera una aldea pérdida y tuviéramos tiempo de contarles nuestra vida. Además de eso, ser optimista: Yo lo soy tanto que a veces parezco estar en una navidad eterna. Por último, amar mucho. Ahí puede que resulte más de lo necesario, pero no sé amar de otra manera.
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