La Pintora Lagarta Se creía mejor que nadie mientras su marido, consultor, ignoraba sus locuras. Con tres niños tuvo los cojones de amenazarle con irse por falta de atención, a el, que pagaba todas las facturas, incluyendo la de su autoestima. El se encogió de hombros. Aquel calvo simpático cuya vida se limitaba a un proyecto bancario no entendió la máxima: De tanto sacar y meter se pierde el interés. Todo plan que ella hacía el lo rechazaba, desde viajes hasta música brasileña: siempre faltaba algún documento, siempre algún pretexto para no salir, para no gastar, el dinero es la madre del cordero. Mientras ella se dedicaba a pintar cuadros mediocres que vendía a sus amigas pijas. Como en toda historia contada por un solo bando, ella era la madre y esposa perfecta, y entre entrega y entrega, entregada criticaba a su marido, y dónde sus amigas tomaban una, ella tomaba tres. Así, fea, amargada y con el ego alimentado por sí misma la conocí, nunca supo que yo conocía a su marido de antes, que él me comentó que estaba harto de ella, que tenía más cuernos que un Mihura, que él usaba a su madre como pretexto para huir a Sevilla y torear en plaza ajena, que la propia le amargaba. Y es que hay divorcios caros, pero para el lo más caro es estar casado. Mientras ella se cura los cuernos con billetes de banco, los suficientes para tener pasta para moverse, invitar a Brunch a las amigas y mostrar a todo el mundo lo víctima que es. El vive feliz su vida, toreando cada petición con la inteligencia de la experiencia, exigiendo rutina -que no es sino madurez- a una esposa que con casi cincuenta años no sabe lo que es la vida.
Lo mas triste es que los cuadros fueran mefiocres
ResponderEliminarLo más triste es que ella se cree estupenda, buena madre, esposa y - sobre todo - buena persona. Yo simplemente creo que se cree mucho más de lo que es, también porque se rodea de personas acomplejadas en necesidad de líder. Como decía mi abuela: Dios nos libre de las grandes alabanzas. Cuando te tienen que decir: "Eres la mejor" probablemente no lo seas.
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