Era la cola del pan de las doce del mediodía del sábado 13 de marzo de 2004. La panadería era la única en kilómetros a la redonda y la cola daba literalmente la vuelta al edificio. El producto no era especialmente de buena calidad, pero era pan al fin y al cabo, y los madrileños hacemos los domingos las mismas cosas a la misma hora, que diría Larra: Comprar el periódico, envolver la barra con el mismo y al vermut. La única diferencia es que era sábado electoral, y los ánimos estaban alterados. A varios nos llegó un SMS al móvil a la vez: "¿Aznar de rositas? ¿Lo llaman jornada de reflexión y Urdaci trabajando? Hoy 13M, a las 18h. Sede PP, c/Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!" El efecto fue inmediato, la cola se movió como una serpiente, algunos se fueron rápidamente, sobre todo los más jóvenes. Dentro de la panadería se empezaron a escuchar voces de enfrentamiento que fueron subiendo de tono, tanto es así la cola se fue acortando, pero sin pan. Al entrar en el local un señor mayor alzaba la voz contra otro más joven "ETA ya lo había intentado antes" y el otro respondía que no había sido ETA, una y otra vez. Yo, que días antes había vuelto a vestir uniforme de manera excepcional (y que ya no volvería a hacerlo nunca más en mi vida) me limité a decir: "Caballeros, por favor, envainen o llamo a la BESCAM". A lo que el hombre más joven respondió "Por mi como si llamas a tu puta madre. Eso, eso, llama a los cachorros de vuestra Aguirre querida, facha". Se mezclaron más voces a favor y en contra, y de repente la panadera (autónoma) pegó un chillido. "Señora, no es para tanto" respondió el energúmeno.
Un ratón, ajeno al jolgorio erótico-festivo estaba intentando salir por la puerta automática con un mendrugo de pan aproximadamente del mismo tamaño que su cabeza. El enfrentamiento político se frenó en seco, entre expresiones de asco y gritos ahogados de miedo. El señor mayor pidió una escoba para matarlo, pero el ratón ya había huido. Todo el mundo abandonó el local salvo los dos enfrentados, un servidor y la autónoma, que llevaba desde las 4 de la mañana haciendo pan e iba a perder la caja del día. Su miedo se transformó en angustia, se volvió roja mientras lloraba y acabó desmayándose. La BESCAM llegó al momento exacto para pedir una ambulancia -que ya estaba pedida- y sacar la libreta.
Qué días aquellos en que un país afrontó una encrucijada histórica y no supo esta a la altura. Esos días algo se rompió de forma de definitiva, algo que ya estaba resquebrajado. Comparándolo con cómo reaccionaron en su día los estadounidenses o con cómo han reaccionado los israelíes, se da uno cuenta de que España no sabe poner por delante lo importante.
ResponderEliminarComo ayer Argentina, cada país tiene el gobierno que merece. Pero sí, la reacción fue francamente lamentable, un enfrentamiento que continua a la hora de hoy.
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