martes, 17 de octubre de 2023

Israel, el planeta distinto

Mi primer viaje a Israel fue un descubrimiento personal que me cambió para siempre, a la par que un desastre, porque era una Luna de Miel con la persona equivocada y porque no había nada planificado absolutamente nada, dado que nunca pensé que me fuera a casar de verdad. El vuelo lo compré el día después de la celebración, y no había hecho reserva alguna en ningún Hotel al lugar de llegada, Eilat, el mar rojo, el paraíso, El Ibiza de Oriente Medio. Al montar el en Taxi vi una publicidad del Dan Hotel y le pedí que nos llevara hasta allí. Eran las 6 de la mañana y llevábamos varias horas de vuelo en dos escalas, así que no resultó difícil convencer a mi acompañante que esperara en los sofas de la entrada hasta que hiciera el check-in y así no notara nada extraño. Recuerdo -el cansancio amplifica y graba aún más fuerza los recuerdos- como la recepcionista arqueó una ceja cuando le indiqué que no tenía reserva. Obviamente sólo me ofreció Suites con vistas al mar por un lado (donde delfines libres pero amaestrados saltaban al atardecer y al amanecer para el deleite de los turistas) y a Jordania por otro. Por mi perfecto. El espectáculo comenzó a la hora de la cena. La alarma sonó mientras degustaba una sepia exquisita aderezada con especias. "Tzeva Adom" decía una voz mecánica a través de los altavoces, mientras las luces del restaurante se encendían y apagaban. "Tenemos quince segundos" le dije "¿Quince segundos para qué?" me respondió ella.

Para sobrevivir. 

Todos se levantaron como zombies de sus asientos y, despacio y de manera ordenada -sin un sólo grito, sin entrar en pánico- salieron al Hall camino del teatro del hotel, que servía a la vez de refugio y cuyo actor principal -John Malkovich- se estaba preparando para la función de la noche. Fue más al oír su voz que al verle envuelto en una túnica lo que hizo que aquello pareciera una comedia. Se cerraron las puertas, y a los pocos segundos se escucharon varias explosiones: La cúpula de hierro haciendo su trabajo. Poco después se abrieron las puertas del teatro de nuevo, y todos salieron de la misma manera que entraron: Sin ruido, sin síntoma alguno de preocupación. Volvimos a nuestros asientos, a nuestra cena fría, desorientados por el jet lag y por la situación. De repente, se nos acercó un un hombre gigante y calvo y nos preguntó si éramos españoles. Asentimos y se llevó nuestros platos sin preguntar para recalentarlos.  Al parecer el misil había sido lanzado desde la frontera con Egipto y pretendía alcanzar el complejo turístico. Nada cambió: Van Buren tenía previsto concierto horas más tarde y el evento no se canceló, su música se mezcló momentos antes del amanecer con el canto a la oración que se escuchaba desde Jordania y desde Egipto a la vez pero en ritmos distintos. Cada cual adorando a su Dios. 

5 comentarios:

  1. Y tú adorando a tu diosa.... Es una historia genial con una boda que no te creías, el hotel vislumbrado en un cartel y ella sin saber que improvisabas... no sé cómo no te valoró lo bastante como para darse cuenta que a tu lado cada tiene la intensidad del último ( en una de tus primeras entradas hablabas de israel pero no de ella,). Seguro que recuerda esos días como si de un sueño sé tratase. No sé porqué yo pensaba que habías ido solo a Israel. Otro paraíso del que somos expulsados al menos hasta que acabe esta batalla de una guerra sin final. La noche es oscura y los caminantes blancos han cruzado el muro que separa la barbarie de la civilización.

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  2. Caray... creo quesi te hubieses casado con una antropóloga o historiadora, esa luna de miel en Israel hubiese sido más productiva... o quizas PEOR... risas. Pero te digo, esa anécdota que nos cuentas está de lujo y de una vez te pido permiso a ver si la puedo plasmar en un cuento ¿te parece ? Solo necesitaría tu nombre y algúno que otro dato más. El caso es que lo que pasó es bueno, pero tu forma de contarlo es mejor.
    A propósito. Acabo de escribir algo acerca de Israel, revísalo por favor

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    1. Lo siento, lamentablemente no autorizo, todo lo que subo aquí queda registrado como está indicado, no quisiera tener que denunciarte. Tampoco voy a revisarte nada, ni mucho menos darte datos de ningún tipo. Saludos.

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    2. Con decir que no, era suficiente. Además, eso de repetir lo de "Todos los derechos reservados", no es necesario, porque es tan obvio que está en tu apellido. Así que, tranquilo y gracias. Por cierto, creo que esta es mi primera visita a tu blog.

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