viernes, 10 de diciembre de 2021

Amor Botánico

 


Hay una magia en las plantas que despierta mi cerebro primitivo, ese que me recuerda que hace miles de años vivíamos cultivando su existencia. He disfrutado de este simbolismo de lo efímero de la vida especialmente en jardines botánicos por todo el mundo: Tengo especial recuerdo del de Singapur, con dragones de comodo como especial atracción, pero mis preferidos siguen siendo los de Madrid y Málaga, dónde el primero parece luchar contra el asfalto como continuación del arte de los museos que lo rodea y el segundo parece estar apartado de la ciudad, como un faro que la ilumina, desde un pequeño quiosco rodeado de cipreses. Resulta especialmente hermoso de visitar al caer la tarde, dónde el encendido de la ciudad produce un pequeño escalofrío, como si alguien hubiera descubierto la noche de repente y quisiera compartirla entre flores exóticas y palmeras, haciendo la delicia de los visitantes. A alguna mente pensante se le ocurrió también iluminar de noche el propio jardín para agrandar su belleza, convirtiéndolo en lugar de encuentro de parejas y abrazos, sabedor de la conexión de las flores con la luz y los besos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario