lunes, 1 de diciembre de 2014

Estrellas de martes

Es de noche, la ciudad duerme. Tan sólo se escucha el leve zumbido de la calefacción. Yace ante mi la intranquilidad, la falta de sosiego. La oscuridad envuelve todo, como una telaraña invisible. Me invaden deseos de dejar de respirar, de abandonar este mundo. Intento llorar y no puedo, tal es mi angustia. La soledad buscada es la peor aliada, un mal compañero en el viaje de la vida. Cuando las estrellas se apaguen, tarde o temprano, veré tu sonrisa y amanecerá. No hay sol si no es contigo. La ansiedad llama a nuestra puerta, con sus amigos abismo y precipicio. Respira de manera entrecortada en nuestros sueños, nos hace sentir pesadillas despiertos.

Busca a otro, yo soy feliz. Quiero serlo, y ese es el primer paso. Vete, ansiedad maldita. Llevate a tus hermanas, soledad y angustia. No quiero a nadie de tu familia. Tan solo quiero paz, pues compre felicidad de rebajas y me tiene que durar dos temporadas. Compré felicidad de oferta y me dieron 3x4, que son doce, como los meses del año. Con eso tengo para alimentar mi alma, poseedora de un apetito voraz. Nada sacia el hambre de felicidad.

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