martes, 28 de marzo de 2017

Aquí cada cual cuenta su historia





Aquí, cada cual cuenta su historia. Es demasiado temprano y el cielo está demasiado gris para mis sueños. Busco tu cuerpo y no lo encuentro: Te levantaste temprano y no sentí ni el beso de despedida. Recuerdo unas horas atrás, cuando pasaste tus dedos por todas las cicatrices de mi cuerpo, contándolas y preguntándome la historia de cada una de ellas. Quizás por eso huiste de mí al amanecer, porque te parecieron demasiado tristes y porque, con cada relato, te estaba descubriendo parte de mí. Un alma atormentada por la guerra de la vida, por la sinrazón de los corazones rotos. Supongo que te entró miedo. Quizás vuelvas a mi cama más tarde, por la ceguera que produce el amor, para que podamos volver a hablar en voz queda, con el susurro del deseo apoderándose de nuestros cuerpos, donde cada uno de tus movimientos se convierte en felicidad máxima. Pero aquí, cada cual cuenta su historia. Me fuí temprano con los ojos cerrados y sin ganas de moverme de tu lado. Sé que no despertaste con mi beso de despedida ni con mis caricias. Verás, me resulta difícil amarte, tus historias parecen repetirse con demasiada frecuencia, y yo me prometí ser feliz. Volveré a tu lado por la profunda atracción que siento por tí, pero soy un amasijo de desastres que quizás me hagan más humana, pero también más vulnerable. Y no puedo sino desconfiar. Mi inseguridad me da miedo. Tu seguridad me da pánico. Pareces tener todo bajo control, a pesar de lo vivido, y yo siento diariamente que ando sobre un puente de tablas atadas con cuerdas, con un abismo como fondo, víctima de un vértigo constante. Con la duda como compañera en todo momento y con la cabeza sin parar de pensar. Por eso voy a volver: Porque la única manera de olvidarme de todo es verme envuelta en tus abrazados, engullida por tus besos. Quizás esa calma sea lo que llaman felicidad. 

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