sábado, 2 de julio de 2016

Abrazos y amor



Parecías necesitar miles de abrazos, y yo parecía la persona capaz de dártelos. Parecías no tener nada en común conmigo, y, a la vez, tener todo en común conmigo. Parecías tener la suficiente energía como para revolver todo mi mundo. Un mundo donde las personas de voces intercambian el sentido de la vida con las personas de los silencios, y donde un sencillo beso sirve de despedida, sin palabras. Donde dos personas, por el simple hecho de fundirse en un abrazo, son más felices que el día anterior. Y ahora ando en una nube, soñando con campos verdes sobre los que tumbarnos a ver pasar el tiempo. Has devuelto la magia que creí había abandonado mi vida, ahora los segundos se convierten en instantes de dicha, para luego dejar en mí la ansiedad de tu ausencia, el sonido de tu risa, el sabor de tus labios, la experiencia relatada, el deseo de volverte a ver. Aleccióname, dime donde me equivoqué en esta vida para no dar antes contigo. Rompe los esquemas de mi mundo con cada una de tus palabras y vivencias. Quita mis miedos con el sosiego de tu presencia, pues la normalidad es algo difícil de conseguir, y contigo entre mis brazos todo parece mucho más fácil: Mi visión del amor era distinta hasta que nuestros ojos se cruzaron: Si te fijas detenidamente, las miradas cuentan más que las palabras, y tus pupilas tienen el reflejo de cientos de historias sin contar, esas que deseo escuchar y que tu quieres que adivine. Y bien sabes que lo haré, aunque tenga que esperar hasta el millar de tus abrazos, pues en eso consiste la vida, en descubrir, en soñar, en vivir. Eres parlanchina como yo, soñadora como yo, y echarte de menos es una punzada en el corazón de difícil tratamiento.

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