miércoles, 12 de noviembre de 2014

Artemisa

36 Años.

El Artemisa es un vegetariano de calidad que parece escondido. Por las mesas aparenta ser un lugar de comida casera.. Una cerveza de trigo ecológica, con su sabor característico que se degusta tanto como el vino. Escalopines de seitan. Croquetas de zanahoria. Hamburguesas de soja. 

¿Hay algo más?

La oscuridad, que me da la luz. Hay personas que son luz en la oscuridad. Otras son un buen cobijo para el exceso de luz erróneamente distribuido. Porque mi vida es luz. Hace años llegué a la conclusión de que si vivo en otro país me da igual si hace frío o calor, pero las horas de sol son fundamentales. Y las personas que te ayuden a distribuir esa luz, también. 

¿O acaso creen que yo comería Hamburguesa de Soja sino hay una fémina de por medio? 

Madrid es una ciudad que tiene esa magia. Puede hacer frío o calor, ser invierno o verano, pero sabes que cada dos o tres días -o incluso menos- Sale el Sol. Y te ilumina. Yo nací para vivir en el desierto tanto como nací para soñar despierto. El desierto del Negev con sus rocas,  El del Sahara con su arena dorada,  El de Wadi-Rum que se asemeja a Marte. El desierto lunar de Lanzarote. Pero desierto al fin y al cabo. 

Para junglas, los momentos de besos y abrazos, de sueños compartidos, de taparte con el edredón, de soñar. Cada noventa minutos nos despertamos diez o quince segundos. Luego al despertar no lo recordamos. Ojalá todo en la vida fuese así de fácil. 

Por eso necesitamos un regazo en el que descansar la cabeza y olvidarnos de todo durante unos minutos, o tal vez unas horas. Parar el reloj. Respirar despacio. 

Y sonreir


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