lunes, 17 de agosto de 2020

Amor y café

 


A veces creemos más en lo sobrenatural que en cualquier otra cosa. Para mí despertar cada día es sobrenatural. Cuando lo hago al lado de una mujer hermosa, de otro mundo. Sí además te abraza sin hablar y sin despertar, un regalo de Dios. La felicidad es esto: El silencio y la quietud de la mañana acompañada con olor a café. Soy adicto a la café y al sexo, pienso. Al sexo no, simplemente soy hombre. Quizás sólo al café. Al de cafeterías con movimiento de personas, inquietas, nerviosas, que están sin estar, de conversaciones asombrosas, donde siempre se aprende algo. Como el amor, el café me es amargo o dulce, pero necesario para madrugar y ser feliz. El orden no altera el producto: Varias veces en mi vida he despertado entre abrazos y besos, he huido para preparar café, y ya vestido, traje y corbata mediante, me requirieron para funciones conyugales. Gracias Dios, por las cremalleras. De los mejores días de tu vida, cuando entiendes por qué hay gente que llega tarde a trabajar pero con una sonrisa que dura todo el día. 

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