A veces todas nuestras decisiones en la vida se reducen a dos opciones: Es un lo que quieres en la vida versus lo que la gente espera de tí. Yo siempre me guié por lo primero. La otra opción para mí no es válida. Lo que más causa sufrimiento es intentar complacer a terceros, eso y no saber tragarse el orgullo cuando claramente necesitan ayuda, creer que ellos solos pueden con todo. De ser así, la humanidad no hubiera llegado ni a conquistar América, y no digamos alcanzar el espacio. De ser así nunca me hubiera enamorado de personas que no me convenían, por seguir la regla establecida. Tampoco hubiera viajado por todo el mundo, hubiera comido platos de dudosa procedencia, hubiera visto atardeceres y amaneceres de ensueño. Nunca hice lo que se esperaba de mí, y siempre me dejé ayudar. Es el amor por mí mismo y por la vida lo que marca mis acciones. Que todo siempre esté mejor que como estaba antes de mi paso. He aprendido de personas y lugares. Y sobre todo he intentado que todas las personas a mi alrededor sean felices.
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