Mi realidad es diversa. Nadie puede imponerme una Nacionalidad o un grupo étnico. Me considero Libre, y como tal persona libre, tengo varias realidades en mi interior, fruto de las experiencias vividas a lo largo de mi vida. Me he mudado una veintena de veces, he vivido y trabajado en países muy diversos y con personas a menudo tan descolocadas bajo los cánones actuales como yo. He trabajado para el Estado y para la Empresa Privada. Me han apuntado con un arma varias veces. Me he perdido por desfiladeros, montañas, caminos y calles de países que no conocía, a miles de kilómetros de la tierra que me vio nacer y a veces comunicándome con signos. He comido hormigas y carne de animales cuyo origen he preferido ignorar. Me he sentido más cómodo siempre con personas abiertas que con personas cuya mente está cerrada porque lo suyo -dicen- es lo mejor. He visto amanecer en el desierto y en la selva. He viajado en casi cualquier transporte posible. Todo lo que me gusta, lo que sociológicamente me hace pertenecer a un grupo, lo he elegido voluntariamente, y aunque fuera rechazado por ello no me importaría. Me siento alemán cuando trabajo y español cuando estoy de fiesta. Amo el desierto como lo puede hacer un israelí, y lucho por la libertad de mi gente como lo pueden hacer ellos. La pasión me mueve, y eso es un concepto que de tener alguna nacionalidad, sería española. Pero no por eso me considero más o menos que nadie. Y si alguien quiere encasillarme, para eso tengo las treinta y dos hojas del pasaporte selladas. Si estoy aquí es porque soy moderadamente feliz, y el día que deje de serlo, me iré. Sin mirar atrás, como lo he hecho siempre.
Relatos de ficción "Captar en lo que se ha escrito es síntoma de lo que se ha callado" (Nietzsche)
lunes, 30 de mayo de 2016
Sobre La Libertad y la Realidad
Mi realidad es diversa. Nadie puede imponerme una Nacionalidad o un grupo étnico. Me considero Libre, y como tal persona libre, tengo varias realidades en mi interior, fruto de las experiencias vividas a lo largo de mi vida. Me he mudado una veintena de veces, he vivido y trabajado en países muy diversos y con personas a menudo tan descolocadas bajo los cánones actuales como yo. He trabajado para el Estado y para la Empresa Privada. Me han apuntado con un arma varias veces. Me he perdido por desfiladeros, montañas, caminos y calles de países que no conocía, a miles de kilómetros de la tierra que me vio nacer y a veces comunicándome con signos. He comido hormigas y carne de animales cuyo origen he preferido ignorar. Me he sentido más cómodo siempre con personas abiertas que con personas cuya mente está cerrada porque lo suyo -dicen- es lo mejor. He visto amanecer en el desierto y en la selva. He viajado en casi cualquier transporte posible. Todo lo que me gusta, lo que sociológicamente me hace pertenecer a un grupo, lo he elegido voluntariamente, y aunque fuera rechazado por ello no me importaría. Me siento alemán cuando trabajo y español cuando estoy de fiesta. Amo el desierto como lo puede hacer un israelí, y lucho por la libertad de mi gente como lo pueden hacer ellos. La pasión me mueve, y eso es un concepto que de tener alguna nacionalidad, sería española. Pero no por eso me considero más o menos que nadie. Y si alguien quiere encasillarme, para eso tengo las treinta y dos hojas del pasaporte selladas. Si estoy aquí es porque soy moderadamente feliz, y el día que deje de serlo, me iré. Sin mirar atrás, como lo he hecho siempre.
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