Amanecí pronto jugando con mi hijo Sebastián, que aún no ha nacido: Sostenía su patada nocturna: Respondía señalando donde su pie golpeaba. Al tocar el punto, el volvía a patear ese punto de la tripa de mi amada -en el quinto sueño- y no otro distinto. Sé que es una tontería, que probablemente sea casualidad y que ni siquiera distingue mi voz ronca de madrugada, pero fue el momento exacto en que sentí que estableció conexión conmigo. La de verdad, como el momento en el que te das cuenta que estás enamorado perdidamente de una mujer sin solución, que estás a su merced. Sí antes no entendía a las abortistas, Ahora me resulta imposible. La vida de los inocentes -propia y ajena- es demasiado preciada. Quizás hubo un momento en la historia reciente que todo dejó de ser como era, el amor, el compromiso, la libertad y la misma vida dejaron de tener importancia para las personas, preocupada solamente de ser parte de la mayoría, sin más. Mientras tanto sé que quiero a mi hijo, que me despierta a horas fijas como si de un entrenamiento previo al partido de mi vida se tratara.
Ya jugarás partidos de fútbol y de baloncesto, e irás a festivales de Navidad y de verano y vivirás navidades y noches de Reyes y cumpleaños llenas de chavales en sitios de bolas... ya lo verás y llegará también un día en que se habrá hecho mayor para ir contigo y llegará un momento antes en que te ganará al ajedrez y será la derrota más dulce...
ResponderEliminarMe creo todo salvo que me gane al ajedrez, soy bastante bueno.
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