Nuestro amor es como tallado en roca: Pasa el tiempo inexorablemente, apenas se nota el desgaste. Eres capaz de recordarme en mi tristeza, cuando, despojado de toda esperanza me sonreíste por primera vez. La magia de la vida es esa: Serendipia, encontrar algo mejor de lo esperado sin buscarlo. Cierro los ojos y recuerdo los tuyos mirándome, haciéndome el amor para olvidar nuestras penas: Tu soledad, mi desamor. Mi padre decía que si una mujer no bailaba había que huir, pero tus movimientos de caderas animan todas las noches del mundo. Justo entonces, cuando creí no volver a amar, apareciste. Quizás todo este escrito, y tenía que sufrir para encontrarte. Quizás las alegrías tienen más que ver con la bondad y el amor que nos profesan las personas que con el destino. Sólo sé que si he de morir, quiero una última caricia tuya antes del suspiro, como un bello y eterno verso poético.
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