No quiero otro amor que el tuyo, Flavia. No quiero despertarme con otra persona que no seas tú. No fuiste la primera mujer que tuve entre mis brazos, pero sí la que más me llegó al corazón. He vivido a lo largo del tiempo la no búsqueda de mi alma gemela, lo sé bien. Y se que serás la última, por las circunstancias que nos ha tocado vivir. No se a ciencia cierta como me conquistaste. Quizá pronunciaste las palabras exactas en los momentos correctos. Quizás oírte hablar la lengua de Roma fue lo que me llegó al corazón. Quizás fue la Italia que habita en mí la que me descubrió a su otra mitad, la que cerró el círculo de esa desesperación que a veces siento de ser de todos los sitios y de ninguno. Quizás el amor sea un puzzle y tú lo completaste. Quiero esa casa de campo que soñabas, ni muy lejos ni muy cerca. Quiero esos paseos largos a tu lado, quiero no perderme nunca más ninguna de tus sonrisas Pero sé, sé que sólo puedo soñar despierto con volver a sentir tus labios. Que si nunca volvemos a vernos moriré en paz por haber estado contigo una última vez, que mi vida habrá valido la pena tan sólo por amarte.
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